Una hora después de que Bryan, un adolescente de 15 años, fuera víctima de una bala perdida e ingresado en una casa de salud, del noroeste de Guayaquil, sus familiares supieron la verdadera causa de su desmayo.

El menor de edad se había caído de una silla no por el golpe de una piedra, sino por una bala alojada en su cabeza. El hecho se registró a las 00:05 del 1 de enero, en la cooperativa María Paidal.

El ruido de los proyectiles fue confundido con el estruendo de las camaretas al explotar.

“Quemábamos los monigotes y mi hermano menor estaba sentado en una silla. Estaba jugando con su celular. Cuando entrábamos a la casa, luego de darnos el feliz año, lo vimos en el piso, pensamos que se había desmayado y golpeado con una piedra”, sostuvo el consanguíneo de la víctima, quien anhelaba convertirse en policía o futbolista.

La valoración médica reveló que el chico recibió un disparo en el cráneo y que este causó su deceso. (AEB)