Eran cerca de las 10 de la mañana, del 30 de marzo. Por la avenida Antonio Parra Velasco, a la altura del mercado Sauces 9 (norte de Guayaquil), avanzaba el gobernador del Guayas, Francesco Tabacchi.

Se dirigía hacia la esquina en la cual se encontraba el trabajador de una joyería del sector (de unos 35 a 40 años, aproximadamente), quien habría sido secuestrado y cubierto su cuerpo con explosivos (el tronco y una pierna).

Uno que otro morador indignado por la inseguridad que vive el país y el Puerto Principal, empezó a hacer reclamos.

“Vine para hacer pantalla”, dijo una mujer enfadada, quien no quiso revelar su identidad. Otro por allí pedía a gritos que surgiera un Nayib Bukele, presidente de El Salvador. “Un Bukele es lo que hace falta”, decía varias veces.

El funcionario público dijo a los medios de comunicación que la bomba había sido aislada y se la pudieron sacar a la persona que la portaba.

“Hoy nos llegan 450 uniformados, mañana nos llegan cerca de 200 vehículos más, tenemos que tratar de incrementar de 10.000 a 15.000 agentes, falta, pero hay que seguir adelante”, expresó Tabacchi, quien recibió el mensaje de un joven de unos 25 años.

“Mientras en nuestro corazón haya maldad, el país y el mundo no va a cambiar”, le dijo el hombre, quien portaba una Biblia en sus manos y manifestaba que el Todopoderoso es la respuesta.

“Tenemos que encomendarnos a Dios, pero hay que hacer todo lo que humanamente podamos para cambiar la suerte de la provincia. Dios te bendiga”, expresó el gobernador, estrechando su mano.

Dentro de ese ambiente de zozobra, desesperación y angustia, un residente quiso traer un poco de paz al sector, a través de alabanzas, las mismas que salían de un parlante. 

Y con un micrófono empezó a predicar el mensaje del Señor, pero la gente estaba más concentrada en la ‘sapada’ y en tener un registro (fotos o videos) para sus redes sociales, así ‘estallen’ los ‘likes’ (me gusta).