Ecuador, al igual que el resto del mundo, aún no tiene una fecha para erradicar las enfermedades propagadas por el animal más mortal del planeta, el mosquito. En los primeros dos meses del 2024, el país registró 6.715 casos confirmados de dengue, lamentando además seis pérdidas, según datos del Ministerio de Salud Pública.

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La iniciativa World Mosquito Program (Programa Mundial de Mosquitos), dedicada a la erradicación de enfermedades transmitidas por vectores, advierte que “cualquiera puede experimentar los síntomas más graves del dengue, pero los niños, en particular los menores de cinco años, corren un mayor riesgo de contraer dengue grave”.

La doctora Leonor Alarcón, especialista en Pediatría, explica a este Diario que para identificar si un niño o niña tiene dengue, deben presentar síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor articular y, en casos graves, sangrado nasal, lo que podría indicar dengue hemorrágico.

Debido a la similitud de estos síntomas con los del COVID-19, la gripe o un resfriado fuerte, Alarcón enfatiza la importancia de consultar al pediatra para evitar un diagnóstico erróneo y el agravamiento de la condición.

No obstante, la especialista aconseja que mientras los padres puedan acudir a la atención médica especializada, lo primero en lo que deben pensar es en la hidratación del menor, ya que “lo más importante ante el dengue es hidratarse”.

Sobre esto, Alarcón aclara que “no es adecuado tomar solo agua u otro tipo de bebidas, ya que no se obtienen los beneficios que proporciona la rehidratación con sales de hidratación oral o lo que comúnmente se conoce como suero oral”. La pediatra enfatiza que las bebidas hidratantes que se encuentran fácilmente en las tiendas tampoco son recomendables para los niños.

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