Lo que habría sido una pelea más terminó en tragedia y dejó a Marisela Salazar debatiéndose entre la vida y la muerte en el Hospital Eugenio Espejo, en el centro de Quito.

El principal testigo e implicado es Henry Erazo, su pareja sentimental, quien por ahora cumple con medidas sustitutivas, según Luis Quelal, el sargento de Policía que tomó procedimiento del caso. Todo ocurrió cerca de las 21:30 del viernes, cuando la pareja habría ingerido bebidas alcohólicas. “El señor (Erazo) dijo que el pleito empezó por celos de la víctima”, reveló el uniformado. (ver infografía)

CASO CONFUSO

Sin embargo, ese relato no convence a la familia de Marisela, pues existen antecedentes de maltrato de Erazo hacia su pareja. “La última vez ella se quedó dormida en la sala y él le comenzó a patear. Yo le pedí que no trate así a mi hermana”, contó a EXTRA Juliana Salazar, ñaña de la víctima.

Otro detalle que no le ‘cuadra’ a Juliana es que su cuñado no llamó a la policía en cuanto sucedió el hecho, sino a su madre. “Nosotros nos enteramos después y nosotros pusimos la denuncia”, precisa.

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Es por eso que Quelal tomó procedimiento en el hospital, luego de que la madre de la víctima llamara  al ECU-911, y no en el lugar de los hechos, en Puengasí, sur de Quito.

Juliana dijo que su hermana había puesto una denuncia por maltrato y que incluso le habría dicho a su pareja que si volvía a golpearla podía ir preso. Sin embargo, dicha denuncia no ha sido corroborada en las investigaciones. “Quien tiene esa información no puede hablar por el momento. Está intubada”, indicó el sargento.

Juliana contó que su hermana tiene quemaduras de tercer grado en el rostro, el pecho y los brazos. “Incluso si despierta, no quedará igual, quedará marcada”.

Aclaró que su hermana no tenía actitudes suicidas o de autolesionarse. “Siempre fue una mujer fuerte. Ella era quien llevaba el sustento a la casa, porque él (Erazo) no trabajaba”,  aseveró. Por ahora, el implicado también se recupera de una quemadura en una mano, sufrida, según dijo, por ayudar a su esposa.

Aunque nunca imaginó que por las peleas constantes Marisela terminaría en la unidad de quemados, su hermana Juliana ya le había rogado que deje a Erazo, pues ella, dice, no merece esa vida de maltratos. 

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