La mañana de este jueves 22 de mayo, el periodista Alfonso Harb reportó la muerte del expresidente de la República, Alfredo Palacio, a los 86 años. Palacio fue un destacado médico, que asumió el poder del Estado el 20 de abril del 2025, tras el derrocamiento de Lucio Gutiérrez. 

De médico de presidentes a presidente de la República

Alfredo Palacio nació el 22 de enero de 1939 en Guayaquil, en el seno de una familia ligada al arte y al servicio público. Su padre, Alfredo Palacio Moreno, fue el escultor del emblemático monumento a la Revolución Liberal, mientras que su madre, Ana María González, formó parte de su entorno familiar guayaquileño.

Formado como médico, Palacio se especializó en cardiología en Estados Unidos, donde adquirió un prestigio que trascendió las fronteras del país. Su trayectoria profesional lo llevó a atender a figuras de alto perfil, incluidos los expresidentes León Febres Cordero y Sixto Durán Ballén, consolidando su reputación como el cardiólogo de los poderosos.

Aunque inicialmente ajeno al mundo político, su incursión llegó en 1994, cuando fue nombrado ministro de Salud Pública durante la administración de Durán Ballén. Casi una década después, en 2003, dio un paso más al convertirse en vicepresidente en el gobierno de Lucio Gutiérrez, un líder que llegó al poder con un discurso de ruptura, pero que pronto se vio absorbido por la vieja política.

Palacio asumió la Presidencia en medio de la crisis institucional de 2005

La vida política de Alfredo Palacio dio un giro decisivo el 20 de abril de 2005, cuando asumió la Presidencia del Ecuador tras la destitución de Lucio Gutiérrez. En pleno auge de la Rebelión de los Forajidos y con el país sumido en una profunda crisis institucional, el Congreso Nacional lo designó como nuevo mandatario.

Sin la tradicional banda presidencial y en un acto simbólico realizado en CIESPAL, Palacio juró el cargo ante los ojos expectantes del país y la comunidad internacional. En su primer discurso, prometió refundar el Ecuador sobre los pilares de la justicia, la equidad y la dignidad. También se comprometió a combatir la corrupción, erradicar la impunidad y restaurar la independencia del Estado frente a los intereses partidistas.