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La caserita es delicada con sus clientes. Su forma de atraerlos es mostrándoles toda la variedad que ofrece su negocio.ANGELO CHAMBA

Myrian Jiménez es la caserita quiteña que atrapa con azúcar y remata con labia

Su carisma e inteligencia son sus ‘armas principales’ para endulzar a los compradores, pese a que ha atravesado varios problemas

Myrian Jiménez no es de las caseritas que atraen a sus clientes con gritos emotivos o piropos románticos, porque dice que es un poco recelosa. Sin embargo, asegura que su ‘as bajo el mandil’ es la cortesía e inteligencia, atributos con los que ‘engancha’ a futuros compradores del mercado de Santa Clara, ubicado en el centro-norte de Quito.

Por suerte vende dulces y este es un producto con el que, según ella, los clientes deben acercarse sí o sí para conocer su calidad. Cuando están cerca de la orilla de su local, como si fuesen pececillos, los atrae con una ‘carnada’ llena de azúcar y el resto solo es ‘labia’.

Myrian es contadora de profesión, pero nunca ejerció dicha actividad. Dice que no le gusta pasar sentada frente a un computador o una calculadora. Le gusta ver gente, conversar, reír, hacer negocios.

Pero no reniega del todo haber estudiado. Asegura que pasar años leyendo libros le ha ayudado a convencer de una forma más sutil y eficaz a su clientela.

Cuando ha ‘pescado’ a alguien, no lo suelta. La caserita les ofrece incluso el cielo para que los compradores, hasta por no sentir pena, se lleven alguna fundita de caramelos. “Les muestro todo el producto, abro cajas, bajo fundas. No se van sin algo en sus manos”.

Dice que sus preferidos son los jóvenes, porque ella les enseña a vender. Con calculadora en mano, les recomienda qué tipo de producto llevarse y cuánto van a ganar por cada adquisición. “Les enseño a emprender y que lleven dinero para su familia”, comenta.

Los sacrificios que vivió la caserita

La serenidad es una virtud que Myrian ha cultivado gracias a los golpes que le ha dado la vida. En los 10 años que lleva en el mercado de Santa Clara ha sobrevivido a dos incendios, su esposo casi se muere con una enfermedad y su hija tuvo que dejar su sueños de estudiar en otro país.

Myrian es muy ordenada con sus productos.ANGELO CHAMBA

Para sobrellevar estas vicisitudes, la caserita en sus momentos libres lee la Biblia, escucha audiolibros de superación o canta música de Leo Dan y los Iracundos. Esos pasatiempos le ayudan a despejar un poco la mente, pero también le permiten reforzar su carisma e inteligencia.

Una de sus fechas favoritas es Navidad. Asegura que en diciembre vende más que en todo el año, además de que tiene muchos clientes que compran grandes cantidades de dulces para regalarlos a los niños que residen de lugares empobrecidos.

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