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Nueva modalidad de robo en la Metrovía de Guayaquil: 'Los tres chanchitos'
Pasajero descuidado fue víctima de robo dentro de un articulado. Los delincuentes actúan en grupo y empujan a las víctimas para hurtar
Viernes 13, en Guayaquil. Ya con eso bastaría para sospechar que algo anda mal. Son las 17:30 y un articulado de la Metrovía avanza entre el bullicio de la urbe porteña. El bus, con hartos pasajeros, se convierte en el escenario de un robo ejecutado con precisión casi coreográfica: la modalidad de los ‘tres chanchitos’.
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Aunque el vehículo no está repleto, el espacio es limitado: los cuerpos apenas se rozan. Entre la multitud, un hombre de contextura gruesa sostiene un celular que revisa por segundos. Sus ojos no paran: saltan entre la pantalla, las ventanas y los rostros cercanos. Luce nervioso, como si buscara algo o a alguien. Nadie sospecha.
Al acercarse a la estación Colegio 28 de Mayo, en la avenida Carlos Julio Arosemena, el hombre se abre paso con las manos, empujando con sutileza pero con firmeza (apoyado de su prominente barriga). Se posiciona frente a la puerta, listo para bajar.
Las puertas se abren, pero, para sorpresa de todos, el sujeto no desciende. Retrocede, regresa a su lugar y sigue con su rutina: celular, miradas, nerviosismo. Nadie le da mayor importancia.
El trayecto hacia la siguiente estación, Federación Deportiva del Guayas, se torna eterno por el tráfico. Los milímetros de espacio entre los pasajeros desaparecen de golpe. Una ola de empujones sacude al gentío, como si todos quisieran salir al mismo tiempo.

La inestabilidad del bus en movimiento, combinada con los empujones, obliga a los pasajeros a soltar sus pertenencias para sostenerse con ambas manos. Nadie nota que, en medio del caos, los ‘tres chanchitos’ ya han entrado en acción.
El sujeto, ahora acompañado por otros dos de contextura similar, con gorras y miradas esquivas, orquesta el golpe. Los empujones se intensifican, casi asfixiantes, mientras el bus se detiene en el paradero.
El ‘nervioso’ baja rápidamente, empujando con el hombro a un usuario despistado. Los otros dos ‘gordos’, uno como motor de la marea humana y el otro siguiéndolo a pocos segundos, completan la maniobra. En el instante en que las puertas de la ‘Metro’ se cierran, la mochila del usuario despistado queda abierta.

Nadie vio nada. Las espaldas y torsos anchos de los delincuentes taparon cualquier posibilidad de observación, y en menos de cinco segundos habían desaparecido. Las puertas se cerraron, el bus avanzó, y la mochila abierta delató el robo.
Un usuario habitual de la Metrovía, que prefirió no dar su nombre, no se sorprendió: “Andan bastantes ‘manes’ así. Hacen como que lo arriman o lo empujan, y en el momento menos esperado... ¡olvídese! Ellos son avispados”.
Según su relato, los ladrones operan en grupo, siempre en paradas concurridas como Parque California, Mercado de la Florida, Gallegos Lara o la Caja del Seguro Social (centro).
Además, revela que algunos incluso se quedan en los paraderos, observando y estudiando a los pasajeros antes de subir al bus, pero siempre ‘en gajo’.
La modalidad de los ‘tres chanchitos’ es una más de las tantas que a diario perjudican a los pasajeros de la Metrovía. ¡Ojo con estos tres individuos que están ‘llenos’ de maldad!
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