En lo alto de Mapasingue Este, en la cooperativa 24 de Octubre, en la parroquia San Ignacio de Loyola, han emprendido un proyecto de transformación de la casa de oración para convertirla en un santuario, como parte de un complejo parroquial, lo que la convertiría en un punto turístico en este sector de Guayaquil.

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El padre Jorge Cueva Salas, quien está a cargo de esta parroquia creada hace cuatro décadas, mencionó que hace un año y ocho meses fue asignado para administrar este templo y debió hacer algunas adecuaciones para ejecutar la labor pastoral, como readecuar la oficina para atender a los feligreses. Entre los arreglos urgentes debieron reparar goteras y levantaron un atrio. También empezaron con la readecuación de la capilla de Santa Marianita, para adoración perpetua.

Según explica el párroco, se tiene previsto edificar una estructura de servicios donde establecer la casa parroquial. En la actualidad están en la fase de levantar una provisional, para intervenir en parte de la estructura actual y acondicionar el espacio, con el objetivo de construir las nuevas edificaciones programadas en el complejo.

En la edificación que se levantará en la parte posterior del templo se prevé adecuar un salón para cuidar niños y una sala para capacitaciones de alumnos que van a recibir los sacramentos. Si es posible, habrá un salón para dictar talleres de formación. Y se ha contemplado instalar una cancha de uso múltiple en la terraza.

Un proyecto en marcha

Para empezar con este proyecto tomaron como base unos planos diseñados en 2007 y 2011, los cuales reposaban en la Curia. Estos croquis fueron analizados por otros arquitectos que están asistiendo al párroco en este plan y han reestructurado todo lo que comprende el complejo parroquial, con el nuevo santuario y la edificación de servicios enlazado con corredores.

Tomando en cuenta la ubicación geográfica de la parroquia, que se encuentra en una de las partes más altas de Guayaquil, en el nuevo plano han incluido una torre campanario mirador, para que los concurrentes puedan ascender y admirar la privilegiada vista de la urbe que ofrece el lugar.

El párroco anhela que este sector sea un punto de reflexión y turismo, pero también un motivo para realizar mejoras en la zona, como la instalación de un mercado artesanal.

“Aquí vamos a contemplar la ciudad en todos sus lados”, precisa el religioso, quien indica que por la posición geográfica de la parroquia se podría planificar un proyecto mayor, como un teleférico para poder desplazarse por los diferentes centros comerciales del norte. Se trata de un sueño ambicioso, reconoce el religioso, mirando la urbe desde la terraza posterior.

Con el objetivo de empezar la renovación de la parroquia, están difundiendo afiches y volantes, para informar acerca del proyecto y contar con toda la colaboración necesaria para llegar a concretarlo.

La transformación de la parroquia San Ignacio de Loyola busca que el mirador permita atraer más devotos y se fortalezca de esta manera la fe.

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