Los recientes ataques de pitbulls a personas en Ecuador han reavivado el miedo que muchos sienten hacia esta raza de perros. Aunque los hechos son violentos, especialistas en comportamiento animal insisten en que el problema no está en el can, sino en su entorno, su educación y en cómo los humanos interpretan (y a veces descuidan) su naturaleza.

(Lea también: Guardia de seguridad fue brutalmente atacado por una jauría de pitbulls en San Mateo)

El pasado 30 de junio, Ohsner Martínez fue atacado por cinco perros, entre ellos pitbulls, mientras cumplía su jornada de vigilancia en San Mateo, Esmeraldas. Le arrancaron las orejas y le destrozaron el rostro. Según los vecinos, los canes no eran callejeros, pero vivían sin supervisión en una casa deshabitada.

“Esa raza de perro deberían extinguirla. Pudo haber sido un niño”, comentaba la usuaria @pequena_mama en X. Días antes, el 27 de junio, Ninel, de cuatro años de edad, fue mordida por un pitbull en una urbanización en Guayaquil.

Ambos casos han causado indignación entre algunos ciudadanos y han alimentado una percepción cada vez más extendida: los pitbulls son peligrosos. Pero Diego Cuasapaz, especialista en comportamiento animal de Mundo Mágico de la Mascota, afirma que no es apropiado usar la palabra “agresividad” al hablar de una raza.

“La palabra técnica es ‘reactividad’. Es decir, cómo reacciona un perro ante estímulos como un niño corriendo o ruidos fuertes”, explica. Y añade: “El problema no es que sea un pitbull, sino que si un pitbull reacciona mal, el daño será mucho mayor que el que podría causar un chihuahua, pero todos los perros pueden reaccionar mal”.

Advierte que cualquier can puede morder si no está bien socializado. “Si un perro no ha sido expuesto desde pequeño a personas, ruidos, paseos, juegos y órdenes, lo más probable es que se desequilibre. Y un perro desequilibrado ve amenazas donde no las hay”.

La mezcla genética del pitbull incluye razas como el bulldog y el terrier, dos linajes conocidos por su potencia física y altos niveles de energía. “Un pitbull sin ejercicio, sin guía y sin límites se convierte en una bomba de tiempo”, alerta Cuasapaz. Esto se agrava si el animal permanece atado todo el día o vive aislado.

El dueño influye en el perro

Johan Plaza, instructor canino y director de la escuela de perros llamada Esadcan (@Esadcan_Gye), entrena a dos perras pitbull, Bruma y Candy, que en su momento fueron agresivas entre sí. Hoy, a través del adiestramiento y el manejo emocional, son animales equilibrados.

“Cuando una persona tiene ansiedad, estrés o incluso coraje, su perro lo percibe. El vínculo emocional es real”, explica. Según él, muchos dueños proyectan sus inseguridades en sus mascotas sin darse cuenta. “Un perro no necesita solo amor. Necesita límites, socialización, conocer el mundo. Si lo crías en una burbuja, cuando se enfrente a algo desconocido reaccionará con agresión”.

Plaza sostiene que si una persona sufre de depresión severa, ansiedad extrema o vive con alguna inestabilidad emocional, no es recomendable que tenga un perro de este tipo. “No es por discriminar, es por responsabilidad”, argumenta.

Ambos coinciden en que la solución no es prohibir razas, sino educar a los dueños. Plantean que los Municipios podrían implementar como requisito obligatorio la asistencia a charlas de bienestar animal antes de permitir la tenencia de perros de razas fuertes.

¿Qué hacer si un pitbull te ataca o presencias un ataque?

El especialista de Mundo Mágico de la Mascota brindó a EXTRA algunos consejos sobre cómo se podría actuar en el terrible caso de ser mordido o ver morder a un pitbull.

• ¡No le jales las patas ni lo trates de arrancar a la fuerza! Eso puede empeorar la mordida.
• Usa un cinturón o correa: Si eres fuerte, deslízalo por debajo del cuello y ahorca al perro para que suelte por falta de oxígeno.
• Lánzale agua, pero a la nariz: La intención es que se ahogue momentáneamente y abra el hocico. A la cabeza o lomo no sirve: ¡apunta a la nariz!
• Si tiene collar, levántalo de ahí: Al sentir asfixia, puede soltar la mordida.
• ¿Golpearlo en los ojos? NO recomendado. Son muy tolerantes al dolor y podrían redirigir su mordida a otra persona.
• En casos extremos, lánzate sobre el perro y sujétalo con fuerza.
• Solo si tienes fuerza y entrenamiento.

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