Las risas se convirtieron en llantos amargos para la familia Tipantashig, que debe despedir a uno de sus integrantes, quien murió como consecuencia de la cornada de un toro.

Todo ocurrió entre la tarde y noche del 30 de julio, el último de los cinco días de las corridas taurinas que se realizaron en Píllaro, Tungurahua, como parte de las fiestas por la cantonización.

Los más osados, aunque chumados, se lanzaron al ruedo para torear. A eso de las 18:30, cuando hicieron entrar al último toro, ocurrió la desgracia. Seis personas fueron embestidas por el animal, pero uno recibió una cornada a la altura del tórax.

Se trataba de Diego Tipantashig Cuyago, de 28 años, quien empezó a sangrar, lo que causó el pánico de la gente. Él y los otros lesionados fueron llevados a una casa de salud.

Cornadas mortales

Las heridas de Tipantashig eran tan graves que murió en el Hospital Docente Ambato después de varias horas de haber ingresado. Su madre, Blanca, de 48 años, reconoció que su hijo estuvo libando y pese a que le pidieron que no ingresara en donde estaban los toros, no los escuchó.

William Calle, jefe de la Subzona de Policía de Tungurahua, lamentó que en menos de ocho días otra persona muriera por una cornada. El primero ocurrió en la comunidad de San Pedro de la parroquia Santa Rosa de Ambato, donde un joven también en estado etílico fue herido por un toro en el rodeo popular.

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