“Se viene el Medio Oeste con disposiciones desesperadas y no evaluadas. Yo porto un arma, pero me topo con un ‘máster’ de la delincuencia y con eso mismo me va a matar”, dice Ana Sánchez.

La mujer, de 54 años, no comparte una de las propuestas del proyecto de ley denominado Por la Vida y la Protección Ciudadana, el cual fue presentado por la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, al presidente de la República Guillermo Lasso, en la sesión solemne por los 201 años de Independencia de la urbe.

El proyecto plantea otros puntos como derogar la tabla de consumo de drogas, pedir antecedentes penales a los inmigrantes, entre otros, pero el porte y tenencia de armas es el más polémico.

El psicólogo clínico Mario Villalva se opone a esta idea. Él formó parte de un equipo de expertos en salud mental que evaluaban a los candidatos que deseaban portar armas, en el hospital de la Policía.

“Les hacíamos pruebas en las cuales se veían actitudes y aptitudes. Incluso policías retirados no cumplían con los requisitos y algunos tenían problemas de alcohol. Por mi experiencia puedo indicar que no todos estamos aptos. Hay impulsividad y se es emocional”, manifiesta Villalva.

Nelson Yépez, experto en seguridad, opina que las compañías de seguridad privadas deben ser fortalecidas y deben establecer convenios con el Municipio y Gobierno.

“Hay 80 mil guardias, aproximadamente, más que los policías y el ejército. El porte de armas no debe ser para particulares”, concluye Yépez.

“Al parecer la ‘bala’ es la solución para la alcaldesa, será que ella le reza a ‘San Pistolas’. Aquí no debe ser defiéndase como pueda”, comenta el ciudadano Pedro Vera, quien coincide con Yépez.

“Es tiempo de unir fuerzas, que todas las entidades de vigilancia y seguridad trabajen en conjunto, pero no puede involucrar al ciudadano común que no está preparado. Ella, creo que no ha visto lo que pasa en Estados Unidos con esto de las armas. También hay que modificar las leyes, sobre eso no dicen nada”, enfatiza Vera, de 60 años.