Un milagro fue el que salvó al capitán Pablo Villafuerte, miembro de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida (Dinased), quien recibió un balazo en su cabeza durante un operativo realizado en Guamaní, sur de Quito, el 22 de enero pasado.

Esa fecha, Villafuerte y otros compañeros les seguían la pista a delincuentes que asesinaron a un policía en Pedernales, Manabí, el 14 de enero. Los gendarmes interceptaron a los tipos, quienes abrieron fuego.

Uno de los implicados fue abatido mientras que Villafuerte cayó gravemente herido. Fue llevado hasta la casa de salud, en donde lo ingresaron con un pronóstico reservado.

Javier Buitrón, director del hospital de la Policía de Quito, contó que la bala ingresó por la nuca, destrozó tejido cerebral en el costado izquierdo y salió por la frente.

Rápidamente fue intervenido quirúrgicamente y lo indujeron a un coma como parte del procedimiento médico. Según Buitrón, las probabilidades de que despertara eran casi nulas.

“Gracias al trabajo médico y al espíritu de lucha del señor oficial, logró salir adelante. Ahora se hará la rehabilitación psíquica y física para darle todas las garantías en su recuperación”, explicó Buitrón.