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Personaje

Quevedo: Conoce al hombre con mandíbula de acero

No es boxeador, pero tiene una dentadura ‘pepa’, con la cual puede alzar pesos de hasta dos quintales... y eso que está medio ‘chimuelo’ con dos piezas dentales menos

mandíbula de acero
Emilio puede arrastrar un auto con cuatro personas en su interior. Asegura que también puede halar buses.Daniel Vite / EXTRA

Emilio Reasco Mena, de 48 años, asegura tener la mandíbula más fuerte de la provincia de Los Ríos.

Quien ve a este hombre, de 1,68 metros de estatura y contextura delgada, no se imagina que tiene cierto ‘power’: con su mandíbula puede halar carros, colgarse en árboles, levantar un saco lleno de piedras y hasta personas, incluso a las más rellenitas.

¿Cómo alza a la gente? Las envuelve en una sábana y su tela la coloca entre su dentadura, que carece de dos piezas.

Hace tres décadas, el oriundo de Esmeraldas pero residente de la ciudad de Quevedo, descubrió su ‘superpoder’. Tenía 10 años.

A esa edad fue la primera vez que cogió un saco de arena y lo elevó, dejando boquiabiertos a todos en su ‘caleta’.

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Desde ese momento supo que tenía un talento fuera de lo común, que se lo habían otorgado desde el cielo y que tenía que ser difundido y explotado, por lo que no perdía la oportunidad de levantar varios objetos con sus dientes y su quijada.

Sueño circense

Su ‘power’ lo llevó a albergar un gran anhelo: ser parte de algún circo. Pero no tuvo chance.

Entonces, el morador del barrio El Desquite 4, en la parroquia Viva Alfaro, a los 25 años buscó sus propias oportunidades y con sus implementos (sábanas y cuerdas) salió a realizar sus espectáculos en las calles quevedeñas, pero las autoridades municipales le ‘cortaron la viada’.

Se ganaba unos cuantos dólares, según la voluntad del público presente. La asistente durante sus actos era su esposa, Verónica Corozo, de 46 años.

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Al colgarse de un árbol, imagina que está presentándose en un circo.Daniel Vite / EXTRA

Le ‘bajaron’ hasta los dientes

Emilio cuenta el motivo por el cual carece de dos piezas dentales. En noviembre del año pasado, Mandíbula de acero, como lo conocen en la barriada, aceptó un ‘cachuelito’: hacer un show en un prostíbulo en el cantón La Maná. Ese día no llevó a su ayudante, su ‘ñora’.

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Le pagaron 680 dólares y al salir del chongo se le presentaron dos antisociales, quienes al parecer sabían que venía bien billeteado.

Para llevársele el dinero que se ganó con el ‘sudor de su mandíbula’, uno le dio un patazo en la boca, que le voló dos dientes.

“Quiébrale la quijada”, es la frase que Emilio recuerda de esa madrugada. Ese golpe lo dejó ‘soñado’, pero no ha reducido su ‘poder’.

Fe en las plantas

Por su pobreza, Emilio no ha acudido a un dentista ni se ha hecho revisar por algún médico, pero le tiene mucha fe al poder de las plantas.

Es más, confiesa que hasta aprendió a masticar raíces, por una experiencia que vivió en su juventud: se extravió en la selva esmeraldeña y obtuvo ‘jama’ de la madre naturaleza.

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El artesano cuando tiene 'camello' se dedica a construir casas de madera.Daniel Vite / EXTRA

La carga más pesada

Al cuarentón y a su pareja les ha tocado vivir ‘las verdes y la maduras’.

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En abril de 2019 su casa de caña se quemó completamente, pero alcanzaron a sacar a sus seis hijos sanos y salvos de aquel flagelo.

Sin embargo, la carga más pesada que Emilio ha tenido que soportar no es un saco de cemento, sino la adicción a las drogas de uno de sus hijos. Por esa situación, él y su familia tuvieron que pasar por un allanamiento en su residencia.

Pese a todo, él le sonríe a la vida, aunque reconoce que si un día tiene para el arroz, no tiene para la sopa, pues el ‘camello’ escasea. Mientras tanto, se dedica a limpiar solares y construir casas de madera, pues es artesano.

Ahora quiere presentar un proyecto turístico: construir una especie de arca y ponerla en el río Quevedo, para que la gente se fotografíe con su obra, que espera ver materializada. 

Sin plata y sin dientes: El año pasado, tras un show en un chongo, antisociales le ‘chorearon’ $ 680. Le dieron un patazo que le voló dos dientes.