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Quito: Alerta en educadores por menores que beben y fuman afuera de los colegios
EXTRA pilló a estudiantes consumiendo licor en Quito. Hay preocupación por la facilidad con la que los menores acceden a cigarros y alcohol
Son las 12:00 del viernes. Se abren las puertas de un colegio en el centro de Quito y centenas de estudiantes ‘desfilan’ por las salidas. Algunos se reencuentran con sus padres o abuelos que los esperan. Otros, en grupos pequeños, caminan hacia la Plaza de la República, ubicada en la avenida 10 de Agosto y Antonio Ante.
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Un fuerte olor a cigarrillo invade el lugar. Uno de los alumnos prende un tabaco blanco sin esconderse. Inhala y exhala con la naturalidad de quien ya tiene práctica. Ríe, charla con sus compañeros y dobla la esquina de un callejón para sentarse en unas gradas.
“Pasa un poco”, le dice uno de sus amigos. Comparten el cigarro y, cuando se acaba, se levantan y siguen su camino por la Antonio Ante hacia el parque La Alameda. “Hay que comer algo para el olor”, sugiere uno, mientras los demás asienten.
Arman reuniones hasta con 'chicha'
Rosa, una adulta mayor que cuida a dos niños en la plaza, observa todo con recelo. Cuenta, algo nerviosa, que son los vendedores ambulantes quienes les proveen de alcohol y cigarrillos a los chicos. “Ya mismo se mueven a otro lado para despistar”, dice, señalando a un grupo mixto que toma licor amarillo de una botella sin etiqueta.
A unos veinte metros, tres adolescentes esconden una botella entre sus pies y se la van pasando con disimulo. Desde un parlante portátil suena música chicha. El equipo de EXTRA es observado por dos hombres que sospechosamente no se movían desde las gradas cercanas a los baños de la plaza. “Dicen que ellos les venden droga”, susurra Rosa.

Los sujetos murmuran algo entre ellos y se mueven, pero no se alejan mucho. Se quedan junto a la parada del Trolebús, vigilando cada movimiento. Rosa asegura que, en varias ocasiones, ha presenciado peleas entre los mismos chicos cuando el alcohol les ‘agarra’.
Estudiantes están expuestos a diferentes violencias
Andrés Quishpe, presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) , dijo a EXTRA que esta problemática ya ha sido advertida por los maestros. “Además, los peligros se agravan aún más en las periferias de las ciudades. En Durán, por ejemplo, ya se ha dado el paso al sicariato”.
Insistió en que se debe aplicar un plan de seguridad integral que cubra todos los espacios donde se mueven los menores de edad. “Este es un tema de salud pública y debemos intervenir todos”, recalcó.
Uno de los riesgos más graves, añadió, es el consumo de licores adulterados. “No se sabe la procedencia de lo que están tomando. Son productos sin registro sanitario, de contrabando. El problema no es solo que tienen acceso, sino a qué tienen acceso”, enfatizó.
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