Los vecinos de las escalinatas de la calle Nicaragua, en San Juan, centro de Quito, se hartaron de los delincuentes, los vendedores de droga y la falta de mantenimiento de los espacios verdes.

Hace unos meses se reunieron para establecer soluciones y allí vieron que solo en una cuadra había cinco artistas, entre plásticos y escénicos. Fue entonces cuando hallaron en el arte una forma de contrarrestar estos problemas sociales.

Humberto Samaniego, presidente de este sector, explicó que a la semana se registran al menos cuatro asaltos, sobre todo en la intersección de las calles Riofrío y Nicaragua, donde se acaban las gradas.

Esto se suma a la presencia de jugadores de vóley de otros barrios que llegan a la cancha de la zona, que al no tener baños queda convertida en un espacio maloliente, según Esteban Ruiz, vecino y encargado de la parte cultural de la intervención del espacio público.

Las artes

Según Ruiz, el objetivo ahora es pintar juegos tradicionales en algunas veredas y recuperar la imagen de una culebra sobre las gradas, que hasta hace algunos años era característica de la zona. Pero también prevén hacer presentaciones itinerantes de títeres, teatro, declamaciones de poesía, malabares, entre otras.

El sábado se ejecutó la primera parte del plan: quitar la maleza del parque y limpiar las canchas con pico y pala en mano. Participaron aproximadamente 40 personas. “Esperamos que se vayan sumando los vecinos de las otras escalinatas de la calle Nueva York”, señaló Samaniego.

La inauguración de las intervenciones escénicas será el 27 de marzo, aunque las pinturas se irán realizando a lo largo del mes. “También se pintarán los bordillos por el tema de seguridad vial”, agregó Samaniego.

Planes de seguridad

La cancha es donde aparentemente expenden droga, lo que ha generado que personas sospechosas y ajenas al barrio deambulen por allí.

“Las veredas se convierten en parqueadero y luego dejan los juegos sucios”, explica Esteban Ruiz.

Se prevé retomar las brigadas barriales, en las que los vecinos salían a vigilar la zona. También se volverán a usar las siete alarmas de las escalinatas.

“El objetivo es que los moradores reaccionen y salgan a ayudar a quien esté siendo asaltado”, dice Samaniego, presidente del sector.

El chat comunitario también se está actualizando para que “todos sepan lo que pasa allí”.