Los familiares de César Báez continuaban consternados por su muerte, mientras esperaban retirar sus restos en la morgue, la mañana de ayer. El hombre, de 56 años, fue hallado sin vida en un terreno baldío ubicado en Chillogallo, en el sur de Quito, la tarde del martes. El cuerpo estaba bocarriba y cerca de un riachuelo.

Al no encontrar documentos personales en la escena, los policías lo llevaron sin identidad a la Medicina Legal, pero cuando buscaron si se había reportado alguna persona como desaparecida en el sur de la capital, se percataron de que el cadáver pertenecía a Báez.

El hombre fue visto por última vez a las 14:00 del lunes cuando salía en su vehículo de su casa, ubicada en Pueblo Unido, en el sur.

Por la noche, al ver que el ciudadano no regresaba ni respondía las llamadas, sus familiares pusieron la denuncia en la Policía, publicaron en redes sociales sobre su desaparición y salieron a buscarlo sin un lugar fijo a dónde ir.

La tarde del jueves, los agentes llamaron a los parientes para que reconocieran el cuerpo que fue hallado en una zanja y comprobaron que se trataba de Báez.

La Policía espera los resultados de la autopsia, pero manejan la hipótesis de que al hombre lo habrían victimado por robarle su vehículo, que todavía no aparece. Báez era sargento primero en servicio pasivo del Ejército. Luego de que se haya confirmado su muerte, varios de sus excompañeros expresaron notas de condolencias.

En una página dedicada a los soldados de la Fuerza Terrestre emitieron un comunicado lamentando la partida de Báez. “Que Dios le dé la fortaleza necesaria a la familia en estos momentos de dolor”.

La Policía presume que el exmilitar fue asesinado porque querían llevarse su vehículo que era de alta gama y fue comprado hace pocos meses. Todavía siguen con las indagaciones y las últimas ubicaciones que tienen del teléfono del señor fueron en la avenida Rodrigo de Chávez, en el sector de La Villaflora y por el Mercado de Chiriyacu, a la medianoche del lunes.