Una decena de limpiaparabrisas fue retirada de la avenida Mariscal Sucre, en el occidente de Quito, el fin de semana. Agentes de Control de Municipio realizaron un operativo para mantener en orden el espacio público y evitar que estas personas se tomen las calles. Su intervención tuvo reacciones encontradas.

Por un lado, los limpiaparabrisas indicaron que esa es la única fuente de ingreso y que con su actividad no están causando problemas. Por el otro, los conductores precisan que sí se han sentido vulnerados con la presencia de los limpiadores. Héctor Medina recordó la tarde en la que iba en su acto y fue agredido por un hombre dedicado a estas tareas.

Ocurrió por el sector de El Condado. El semáforo se puso en rojo y Medina se detuvo. “De la nada, aparecieron dos tipos y echaron jabón en el parabrisas. Yo les hacía señas para que se fueran, pero a ellos no les importó. Pese a que empecé a pitar y a mover las plumas”, describe.

Cuando llegó el momento de pagar, el conductor se negó y uno de los sujetos sacó un cuchillo cholló y lo amenazó. “A la brava me tocó darle unas monedas. Por personas como esas se debe eliminar la actividad”, mencionó. Pero la queja de Medina no es la única. Otros choferes también denuncian en redes sociales el haber sido amedrentados por los limpiaparabrisas.

Pero, más allá del malestar que puedan generar en la gente, existe una ordenanza municipal que sanciona a los limpiadores. La multa es de 100 dólares para las personas que invadan el espacio público sin autorización. Si las personas son reincidentes deberán pagar el doble.