La migración ecuatoriana ha impulsado un crecimiento significativo en las remesas enviadas al país, las cuales casi se duplicaron en los últimos cinco años. Desde 2021, los envíos de dólares han mostrado un aumento constante, superando incluso los fondos por deuda externa que recibe Ecuador.

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En 2024, alrededor de 1,9 millones de ecuatorianos emigraron, con 94.767 no regresando, según el Ministerio del Interior, siendo la crisis de inseguridad y la pandemia de COVID-19 un acelerador para esta migración. Muchos ecuatorianos en el exterior, especialmente en EE. UU., enviaron más dinero para apoyar a sus familias durante la crisis económica del país. Esto evitó una caída económica aún mayor, como señaló Verónica Artola, exgerenta del Banco Central.

Las remesas crecieron un 30% en 2021, y hasta 2024 se espera un aumento del 21%, sumando 6.573 millones de dólares, según proyecciones. Este crecimiento es el más alto de América Latina y el Caribe. No obstante, la migración, aunque diferente a la de los años 90, sigue siendo un desafío debido a la inseguridad y extorsión que enfrentan los migrantes.

Por otro lado, los desembolsos de deuda externa se han controlado, debido a la firma de acuerdos con el FMI, aunque el país sigue enfrentando un alto riesgo país que limita la emisión de bonos. Esto puede ser complicado si se presentan caídas en las remesas, especialmente con posibles restricciones por parte de EE. UU.

Ecuador depende considerablemente de las remesas, que equivalen al 4,9% de su PIB, más que otros países sudamericanos como Colombia (3,1%) o Bolivia (2,6%). También surgen propuestas para gravar estas remesas, especialmente en EE. UU., donde se estima que el monto enviado anualmente oscila entre los 80.000 y 150.000 millones de dólares.

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