La casa más estrecha del Centro Histórico se ha convertido en un ‘hotel’ de espectros. Por los pasillos de esta propiedad ubicada en la calle Guayaquil, se ‘pasean’ duendes, descansan fantasmas de niños y ancianos. Luces y llamaradas acechan a los inquilinos y supuestamente existen tesoros escondidos bajo el suelo y entre las paredes. ¡Misterioso!

Lo anecdótico es que los habitantes ya se acostumbraron a ser ‘vecis’ de las entidades de otro mundo. Es más, los hermanos Montiel, dueños del inmueble, pretenden remodelar la estructura para convertirla en una mansión turística paranormal.

Eliana, la mayor de los cinco, relata que su padre compró la vivienda hace más de 20 años. Fue una casa rentera y mantuvieron ese tipo de negocio. Su fachada es similar a la de las propiedades del Quito colonial. Tiene dos balcones y su entrada angosta mide un poco más de dos metros y medio.

Al ingreso hay un pequeño pasillo. Se siente un frío intenso. “Deben ser las almitas que salen a recibirnos”, comenta Eliana mientras señala una lámpara colgada en el techo que, según ella, tiene más de 100 años. La parte angosta es solo en la entrada. Pasando el zaguán se abren dos bloques en los que hay nueve departamentos y cuatro cuartos donde viven 20 personas.

Eliana camina hacia un espacio destinado para la piedra de lavar y donde cuelgan la ropa. Señala al piso y dice que en ese lugar encontraron joyas, huesos de niños y pelotas de plástico. “Los antiguos dueños decían que en este lugar había un convento y las religiosas solían enterrar a los bebés que abortaban”.

‘Vecis’ del otro mundo

Luisa León levanta las muñecas con las que juega la niña que está a su cargo y —con temor— dice que la pequeña suele hablar solita con una de estas. Vive en un departamento del tercer piso hace más de un año y asegura que se ha familiarizado con los espectros que ‘la acompañan’.

La semana pasada, mientras la mujer jugaba con la pequeña, sintió la presencia de un ente paranormal en el cuarto. Al levantarse vio cómo los envases de su maquillaje se movieron solos. Algunos cayeron. “Solo cerré los ojos y me puse a rezar”.

También cuenta que en ocasiones, antes de dormir, en la oscuridad del cuarto, ve que una luz se posa en la cara de la menor y no sabe de qué se trata. En el cuarto de al lado vive Eduardo Otero, otro inquilino acostumbrado a los cucos.

El hombre, oriundo de Venezuela, afirma que desde hace algunos días, a la 01:00, se escuchan pasos y gritos de bebés. Hace poco también vio que el reflejo de un anciano lo acechaba y el fantasma de una mujer lo vigilaba desde el pasillo de ingreso. ¡De terror!

El extranjero dice que cuando ha presenciado estos fenómenos se santigua y se encomienda a Dios. Cree que las manifestaciones serían las almas en pena de personas que vivieron ahí.

Oswaldo Montiel ha visto duendes corretear por la propiedad y asegura que cuando han tumbado las paredes de adobe han encontrado huesos de niños y anillos de oro. “Dicen que existen tesoros escondidos”. Sin embargo, su ñaña mayor no deja que continúen cavando o tumbando paredes porque no quiere ‘atrapar’ una maldición.

Análisis

Ricardo Mera, parapsicólogo y experto en temas paranormales, señala que el domicilio al estar ubicado cerca de la iglesia de la Basílica se convierte en una ‘zona caliente’. Dentro del mundo energético, estos lugares son los que están cargados de bastante actividad paranormal.

Mera asegura que en esta zona existen muchos duendes porque cuidan el oro que, supuestamente, guardaban los españoles dentro de las paredes o bajo el suelo, durante la Colonia.

El experto añade que las propiedades en las que han vivido muchas personas se llaman ‘historias de los lamentos’. Según él, esto es cuando se queda impregnada psíquicamente la energía de las personas que vivieron o murieron en ese lugar.

Los hermanos Montiel, al haberse criado en una ‘casa embrujada’ y al ver que las más de 100 familias que han arrendado algún espacio de este lugar no se ‘paniquean’, piensan convertirla en un sitio turístico...

Hay que exorcizar la propiedad

La mejor forma para expulsar las entidades de otro mundo de la casa más estrecha del Centro Histórico de Quito es realizar un exorcismo a la vivienda, según el investigador de fenómenos paranormales Ricardo Mera.

El también parapsicólogo explica que lo primero que se debe hacer para calmar el ambiente energético del lugar es un preparado con hierbas como la salvia, el romero, la ruda y la santa maría.

Mera enfatizó que no se debe realizar limpias con sahumerio porque, según él, hay espíritus antiguos que aprendieron a ‘burlar’ ese método de limpieza.

Luego del ‘baño’ sanador, el experto indica que se debe realizar un exorcismo al sitio con algún experto religioso para que los entes malignos se marchen y solo se queden los espíritus ‘buen dato’.

Estos últimos, según Mera, suelen generar una simbiosis energética con los humanos y terminan cuidando la casa en la que viven.