En un lapso de diez minutos Braulio Robalino Contreras (29 años) vio de cerca a la muerte y encomendó su alma al Creador desde la cajuela de su taxi, en donde fue puesto la mañana del 16 de abril, durante el asalto ejecutado en el desvío a Cuatro Varas, parroquia San Juan de Puebloviejo, provincia de Los Ríos.

A las 11:30 recogió a un hombre y una mujer en el bypass de la capital fluminense, le solicitaron una carrera hacia la parroquia San Juan.

En el trayecto, el copiloto le pidió que tome el desvío de Cuatro Varas para recoger a la hija de ambos. El individuo sacó un cuchillo, le quitó el celular y obligó a Robalino a permanecer en la cajuela.

Mientras estuvo ahí dentro, Braulio pensó que jamás volvería a ver a familia ni a su pequeña hija. Pero rendirse no fue una opción para el oriundo de Babahoyo, quien pudo abrir la puerta, aún estando el vehículo en movimiento.

“No me lancé de inmediato porque no sabía dónde estaba, pero como un milagro de Dios, se les dañó la banda del carro en una zona poblada y me armé de valor para levantarme de la cajuela”, contó el chofer profesional.

En ese momento, apareció un tercer asaltante y aunque trataron de huir, la policía pudo aprehenderlos para presentarlos ante las autoridades competentes.

A la mujer le encontraron el celular del taxista en los senos y los dos sujetos fueron reconocidos por la víctima. El conductor acudió a Puebloviejo para la audiencia de flagrancia de los sospechosos. El chofer labora hace cinco años en el carro de su primo y continuará 'camellando' con las precauciones del caso.