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San Pedro vive sus fiestas con cultura y tradición
Artistas del folclore andino participan en la celebración, que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador por el Ministerio de Cultura
Esta manifestación viva y dinámica que genera identidad y sentido de pertenencia tiene sus orígenes en la cultura prehispánica y fue declarada el 16 de junio del 2016, por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador.
Esta declaratoria está compuesta por una serie de elementos que se conjugan en la fiesta tradicional Sampedrina en el cantón Pedro Moncayo (Pichincha). La alimentación es una de ellas, el cuy asado, el uchujaku (sopa), el guarango y la chicha de jora, entre otros platos gastronómicos importantes.
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También se destaca la música, los instrumentos de viento y percusión, sus coplas; los danzantes constituidos como el Diablo-huma, la chinuca, la wuasicama, el aruchico, el campanillero, los flauteros, personajes importantes en las festividades.
Asimismo, los rituales de la celebración como la rama de gallos, cobranza de diezmos y los castillos, además de la transmisión de generación en generación de saberes, conocimientos y prácticas ancestrales, son parte de la fiesta.
No solo cabecera cantonal Tabacundo se involucra en las actividades, estas también se viven y recrean en todos los rincones de Pedro Moncayo, con ciertas características muy particulares como la vestimenta, los instrumentos y el estilo del baile que se refleja en Malchinguí y en Cochasquí de la parroquia Tocachi.
Un preludio de esta celebración cultural es la Noche Sampedrina, la cual se desarrolló el pasado 28 de junio. Su característica principal son las coplas, las vestimentas tradicionales de miles de danzantes, así como también, Quemar San Pedro, actividad que se denomina a la incineración de trigo, cebada, ramas de chilca, pencos secos o leña.
La mañana del 29 de junio se efectuó la Toma de la Plaza, actividad que consistía en la confrontación entre las comunidades de los Tupigachi y las de Guaraquí, las cuales se disputaban el dominio del espacio físico de la plaza.
Con la Reforma Agraria, y la influencia de la autoridad eclesiástica, esta dinámica fue cambiando del significado agresivo, al participativo e inclusivo, dando vida al Aruchico Escolar y la Toma de la Plaza, donde participan instituciones públicas, privadas, barrios, comunidades, organizaciones, y demás actores sociales que aman esta tradición milenaria.
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