En el centro de Balao, al sur de la provincia del Guayas, la tarde de este 18 de marzo, era normal para Diógenes Criollo, un comerciante que seguía su rutina de siempre. Alistaba los enseres necesarios para su negocio de comida. Entraba y salía de su vivienda, ubicada en la calle Comercio y su intersección con la calle Quito, porque tenía el tiempo ‘medido’; sin embargo, un sismo ‘llegó’ a dañar sus planes.

“Nos asustamos mucho. Parecía que estábamos en el mar y las olas nos golpeaban” mencionó. Pero, lo que más miedo les dio fue la caída de una de las paredes laterales de la residencia de su vecino Luis Zambrano, una edificación cuya segunda planta se encontraba en estado de vetustez.

“La pared se abrió y, por ende, pensamos que sería toda la planta alta la que se iba a caer, pero no pasó a mayores”, comentó el hombre. Él, al igual que sus vecinos, seguían sorprendidos porque la localidad no sufrió daños graves de otras estructuras luego del temblor de magnitud del que Balao fue el epicentro.

Según Evelyn Lucin, del Cuerpo de Bomberos de Balao, solo una emergencia fue reportada en la ciudad de 26 mil habitantes. “Al momento, Gestión de Riesgos se está encargando del reporte y se espera que esta sea demolida en las próximas horas”.

Diógenes solo tuvo que continuar con sus actividades diarias porque, como todos, “debía producir”