Vendedor de pizza fue asesinado tras resistirse a robo

Dos ciudadanos colombianos que se encontraban en su puesto de pizza fueron víctimas de la delincuencia. Uno de ellos se resistió a que le roben y el pillo le propinó dos tiros, uno en la pierna y otro en el tórax, este último le perforó el corazón.

El hecho se registró alrededor de las 22:00 del último jueves 29 de agosto, en el sector de La Unión, de la parroquia Puerto Bolívar, Machala, provincia de El Oro.

Alfredo P., quien se encontraba cerca del lugar, explicó que dos sujetos a bordo de una motocicleta se pararon en el pequeño puesto de pizza, luego uno de ellos sacó un arma y amedrentó a los extranjeros. “Al ver que no le querían dar el dinero, le disparó”, dijo el ciudadano.

La víctima es Freddy Amaya Baos de aproximadamente 31 años, quien hace apenas un mes llegó al Ecuador para ayudar a su hermano que, desde hace cinco años, tiene un puesto de pizza en el sector conocida como ‘la curva’ vía al puerto.

Según la policía, unos amigos del colombiano trataron de ayudarlo y viéndolo herido solicitaron una ambulancia para trasladado a una casa de salud, pero cuando llegaron los paramédicos comprobaron que había fallecido.

Al sitio llegaron agentes de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased), y al dar el tratamiento técnico por personal de criminalística, constataron varias heridas de similares características a las dejadas por el paso de un proyectil de arma de fuego.

El fiscal de turno Cristian Ayala ordenó el respectivo levantamiento de cadáver y el cuerpo fue trasladado hasta el Centro forense para la respectiva necropsia de ley.

Dolor familiar

Sus familiares estaban consternados ante la muerte de Freddy. El hermano, quien prefirió no identificarse por temor a que le hagan lo mismo, dijo que los tipos que mataron a su ser querido serian del mismo sector.

Ahora ellos están realizando los trámites para ver si repatrían el cuerpo hasta su natal Colombia.

La denuncia está puesta, por lo que agentes de la Dinased están doblando operativo para capturar a los sospechosos.

En la mañana la zona del crimen ya estaba limpia, algunos sujetos la merodeaban, los moradores sigilosamente decían: “esos sujetos son de la misma banda de los asesinos, están buscando alguna víctima”, dijo un comerciante del sector.

Mesa de seguridad

Lo paradójico de esto, es que una hora antes del asesinato, autoridades de Gobierno y municipal, estaban reunidas en una mesa de seguridad por la parroquia Puerto Bolívar.

En una audiencia pública que se desarrolló en el malecón, a pocos kilómetros se cometió la nueva muerte violenta.

Los ciudadanos pedían más seguridad, pues los robos y asesinatos van en aumento, no sólo en tierra sino también en el mar, según comentaron algunos porteños.