Los pobladores de Sansahuari, parroquia que se ubica en el cantón Putumayo, en la provincia de Sucumbíos, viven en la incertidumbre. Esto porque no hay información exacta de lo que ocurrió en un cuartel militar ubicado junto a una escuela local.

Los habitantes fueron testigos de una balacera ocurrida la noche del 22 de febrero, al parecer, al interior de las instalaciones castrenses. Incluso se difundió un audio en el que una persona aseguraba que estaban atacando a los soldados. Al tiempo, se escuchaban las detonaciones de armas de fuego.

Cuando EXTRA consultó con la institución, se detalló que se trataba de un simulacro para mantener alerta a los uniformados. Pero al siguiente día, el 23 de febrero, se suspendieron las clases de la institución educativa que está junto a esa zona reservada militar llamada Carlos Villacís.

Recién este 26 de febrero, las Fuerzas Armadas se animaron a emitir un comunicado en el que se contradice la primera versión dada a los medios. En el escrito precisan que esa fecha, los soldados vieron las luces de linternas en la parte externa del cuartel.

“Al investigar y no obtener respuesta, inmediatamente se pone en ejecución el plan de defensa del campamento con tres tiros de advertencia controlados hacia una zona segura de disparos”, precisa el informe.

Cuando buscaron por el sector, se encontraron con tres personas que hacían supuestamente labores de pesca, durante la noche, en un riachuelo cercano. Al revisarlos, según las FF.AA. no hallaron elementos para detenerlos.

Todo esto se da en un contexto complicado en la frontera norte, en especial en la zona amazónica. Justamente durante la mañana del 22 de febrero, los militares hicieron un fuerte decomiso de combustible, en el sector El Palmar, a dos horas de camino desde Sansahuari, con dirección a la línea limítrofe con Colombia.

Durante la incursión a un domicilio, los uniformados hallaron 9 tanques de 55 galones de combustibles líquidos derivados de hidrocarburos (gasolina) dando un total 495 galones, además de 15 tanques de 55 galones de CLDH (diésel) dando un total 825 de galones.

Además había municiones de diferentes calibres, pero lo que llamó la atención fue que entre lo decomisado se encontraron tres gorras con el logotipo del cartel de Sinaloa. No hubo detenidos.

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