La ciudad de Pattaya, en Tailandia, ha sido escenario de un trágico suceso que ha generado repercusión internacional. Woranan Pannacha, una joven tailandesa de 25 años y mujer trans, fue asesinada el pasado 26 de abril en circunstancias que han conmocionado tanto a la sociedad local como a organizaciones de derechos humanos.

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La víctima, que ejercía el trabajo sexual, fue hallada sin vida en el baño de un apartamento turístico. Su cuerpo presentaba signos de violencia extrema, y el caso está siendo investigado como un homicidio premeditado.

Detenido un ciudadano chino por el crimen

El principal sospechoso, identificado como Fu Tongyung, un ciudadano chino de 42 años, fue arrestado en el Aeropuerto Internacional de Suvarnabhumi cuando intentaba abandonar el país. Las autoridades lograron identificarlo gracias a las imágenes de cámaras de seguridad del edificio donde ocurrió el crimen.

Según declaraciones policiales, el hombre habría contratado los servicios de Pannacha, pero se produjo un altercado tras una diferencia sobre los términos del encuentro. Las versiones oficiales señalan que la situación escaló a una agresión física y terminó en un acto violento que culminó con la muerte de la joven.

Según los informes de la Policía, Fu comenzó a golpearla por no querer reembolsarle la joven la mitad del pago que le había realizado y ésta se defendió como pudo arañándole la cara con las uñas, que le provocaron varios cortes en el rostro. 

Fue así cómo el asesino confeso encolerizó y descuartizó a la víctima. El hombre, un turista habitual de la zona, contó a los agentes en el interrogatorio que desmembró el cuerpo desde el cuello hacia abajo hasta los genitales con unas tijeras.

Repercusiones sociales y llamado a la despenalización

El asesinato de Pannacha ha reactivado el debate sobre los derechos y la seguridad de las personas trans y trabajadoras sexuales en Tailandia. A pesar de que el país es ampliamente conocido por su industria turística vinculada al entretenimiento para adultos, el trabajo sexual sigue siendo ilegal, lo que deja a muchas personas en situación de vulnerabilidad jurídica y social.

Colectivos trans y organizaciones de defensa de los derechos humanos han condenado enérgicamente el crimen y han pedido al gobierno tailandés que revise las leyes que criminalizan el trabajo sexual. Denuncian que la falta de protección legal impide a muchas personas denunciar abusos, agresiones y extorsiones, agravando su exposición a la violencia.

En tanto, Fu Tongyung se encuentra bajo custodia policial y ha confesado su participación en el crimen, mientras las autoridades tailandesas continúan con la investigación para esclarecer todos los detalles del caso. Se espera que enfrente cargos por asesinato con agravantes.

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