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¡Un techo para Golosito!, el niño que padece hidrocefalia

Su progenitora debe cuidarlo todo el tiempo y se le dificulta poder salir a trabajar. El niño, de 9 años, no camina. Su situación es dura.

Golosito
El menor no puede caminar, se arrastra en el piso de tierra.HENRY LAPO

Una casa de adobe alberga a Carmen y su familia. Tres camas son usadas por cinco miembros. El frío se siente apenas se ingresa, pero todo cambia cuando aparece el pequeño Aarón, de 9 años. Sonríe. Él es el calor del hogar.

Carmen recuerda que desde que Aarón –o Golosito como lo llaman de cariño– estuvo en su vientre, algo no iba bien debido a los maltratos que sufría en su hogar y, sobre todo, porque no recibía una alimentación y cuidados adecuados.

Los médicos corroboraron lo que esta joven madre temía. Al cuarto mes de gestación le dijeron que su bebé tenía hidrocefalia (acumulación de líquido en las cavidades del cerebro) y parálisis cerebral.

Carmen se vio obligada a estar siempre junto a él. Ella hace de enfermera y terapeuta. Y debe llevarlo a la revisión médica. “Él depende totalmente de mí y de mis cuidados”, expresa. Por ello se le hace casi imposible salir a ganarse el sustento diario.

Recibe el bono del Gobierno, pero no alcanza, pues las necesidades abundan. A esto se suma que Matías, su joven hijo de 13 años, sufre de queratocono (enfermedad ocular que afecta la estructura de la córnea). También requiere de los cuidados de la madre, de 41.

En una esquina de la habitación están todos los medicamentos que usan los pequeños y junto a una pared se ha improvisado un pequeño altar de imágenes religiosas; en él, Carmen y su madre Carmela, de 75 años, piden sabiduría y fuerzas para salir adelante.

Golosito
Su madre y su abuela piden a Dios que les dé fuerzas para salir adelante.HENRY LAPO

“Papito Dios, quisiera que aunque no camine por lo menos hablara, para que me pida lo que quiera”, expresa su abuelita, quien entre lágrimas mira cómo el pequeño Aarón se arrastra por el piso de tierra de la vivienda. “Yo pongo las manos a mi Dios para que todos sigamos juntos”.

La anciana ayuda en el hogar recogiendo botellas y junto a su hija las vende para obtener algo de ingresos.

Una sonrisa nunca falta en el día del pequeño Golosito. “Le digo así porque le gusta mucho el arroz, más aún cuando está acompañado de juguito de carne o de pollo, siempre me pide más. Lo triste es cuando toca sopita, ahí me hace la guerra y me da trabajo alimentarlo”, comenta la madre.

Aunque las necesidades son numerosas, lo que a Carmen le gustaría es una ayuda para la remodelación de su vivienda, que se encuentra en el barrio San Juan de Conocoto, suroriente de Quito, y así poder darle una mejor calidad de vida a su familia, pues la casita es de adobe y no resiste cuando hay fuertes lluvias. El piso es de tierra y Aarón ha aprendido a deslizarse por los pocos espacios del hogar.

“Tenemos goteras y el piso se vuelve un lodazal”, comenta la progenitora. También le hacen falta pañales, pañitos húmedos, colirios, víveres y fórmulas que son usados a diario para tratar a Golosito.

EXTRA omitió los apellidos de los protagonistas para proteger su identidad, ya que el menor es vulnerable.

Si usted desea ayudar a Aarón y su familia puede comunicarse al número 098-004-6732, le contestará Carmen.