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Crónica

La historia de un transexual que dice que Dios 'enderezó' su camino

A los 12 años, el hijo de un ‘profe’ conquistó a Guido Martínez y tuvieron sexo. Luego se prostituyó y robaba para sobrevivir. Desde hace cinco años es cristiano evangélico y confiesa que su lucha es diaria.

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Guido llora al recordar las veces que Dios le guardó la vida. Fanny lo entiende, pues sabe lo que es ser redimida.Yadira Illescas / EXTRA

Guido Martínez, de 50 años, no suelta su Biblia. Camina con ella a todo lugar. Quien lo ve a simple vista no creería que, hace cinco años, ese hombre de mediana estatura y tez trigueña lucía como toda una mujer.

Utilizaba vestidos apretados y tacones; sus uñas largas siempre las llevaba decoradas. En la calle todos lo conocían como Myriam. De aquella época a la que él denomina mundana, solo quedan rezagos en su voz varonil, que a ratos tiene un tono amanerado.

Guido compartió su testimonio con Diario EXTRA porque tiene la esperanza de que Dios ayudará a otras personas a reencontrar su camino.

Como suele pasar, los velorios son el punto para toparse con la ‘pípol’, y lo mismo le pasó a Guido. Él se vio con sus excompañeras, las personas transexuales, en el velatorio de Jéssica Martínez, el 5 de septiembre del año pasado.

Él se encargó de realizar los papeles para sepultar a su amiga, activista transgénero que fue asesinada por grupos delictivos en Ambato porque se oponía a vender droga en su lugar de trabajo en la calle Marieta de Veintimilla y avenida 12 de Noviembre.

Guido, antes de ser cristiano evangélico, conoció y ‘adoptó’ a Jéssica como su hermana. Le dio su apellido a escondidas de sus padres.

Sueño de advertencia

La amaba como a una ñaña e incluso hasta el último día de vida de la activista le pidió que se entregue al Señor. Guido soñó que la asesinaban.

Ya en la sala de velaciones, predicaba a las trabajadoras sexuales y trans que acudieron a despedir a su amiga. Ahí, en medio de ese momento de dolor, contó su testimonio: que él también fue trans, pero hace un lustro su vida cambió por la gracia del Señor.

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Esta es una de las pocas fotos que conserva Guido de cuando lucía como fémina.Cortesía

Todo empezó a los 12

Jehová es mi pastor, nada me faltará…” es parte del salmo 23, el cual es la guía diaria de Guido, quien es oriundo de la comunidad Urbina de San Lorenzo, provincia de Esmeraldas. Actualmente vive en el sur de Quito y se dedica a la venta de pescados y jugo de coco.

A los 12 años él salió de su pueblo y fue enviado a estudiar al colegio 5 de Agosto, de la capital de la Provincia Verde, donde vivía con allegados. Pese a que su madre no contaba con recursos, hizo todo el esfuerzo para que su hijo sobresaliera.

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En la ciudad de Esmeraldas, el hijo de un profesor lo conquistó para tener relaciones sexuales. “Ya tenía inclinaciones por el homosexualismo. Nadie me obligó ni me violaron. Desde ese momento empezó mi mundo oscuro”, recuerda.

A los 15 años, una prima que se prostituía lo llevó a Quito y le dio un cuarto en un hotel donde inició su mundo de perversiones (se queda pensando y prefiere no entrar en detalles). Después recorrió todas las calles capitalinas, como la 24 de Mayo, Michelena, Amazonas y otras, vendiendo su cuerpo y robando.

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Guido se congrega en Iglesia Avivamiento Ecuatoriano Emmanuel.Yadira Illescas / EXTRA

Su bendición... ser ‘chiro’

“Me empecé a inyectar hormonas para ‘moldear’ mi cuerpo de hombre al de una mujer y cambiar la voz. Aprendí a fumar, pagaba a los guías de la cárcel para que me consiguieran la droga; robaba y en muchas ocasiones estuve al borde de la muerte, pero los planes de Dios son perfectos y siempre me ha rescatado”, relata en las afueras de la iglesia cristiana evangélica Avivamiento Ecuatoriano Emmanuel, en el sur quiteño.

Pero su sueño quedó ahí. Al parecer, a Guido no el alcanzó el dinero para poder operarse y cambiarse de sexo.

Pastora nunca se rindió

Dos años antes de la pandemia, Fanny García volvió a aparecer en su vida. Desde hace 20 años ella está en el evangelio y la mayor parte de sus días va a predicar a las calles, donde alguna vez también perteneció.

Cuenta que a Guido lo conoció desde que era adolescente, cuando se vestía de mujer y se hacía llamar Myriam.

Fanny, quien ahora es pastora, revela que se prostituía y desde los 13 años fue miembro de pandillas, y consumía y vendía drogas. Pero desde sus 30 años ella es un instrumento del Señor.

Dios me usa para ayudar a otros a recuperar su vida. Vendo cosméticos y perfumes, es una manera de llegar a quienes necesitan del refugio espiritual. Por la amistad con Guido, siempre le predicaba, pero perdimos el contacto. Luego nos contactamos y me contó que su hermana había muerto. Le prediqué que Cristo lo estaba esperando porque lo ama”, narra la pastora. Guido no atendía ni entendía el llamado y seguía con sus excesos.

“Nos gustaría tener una casa hogar donde puedan vivir estas personas que no tienen un techo y sean restauradas por Dios”.Fanny García, pastora

Fanny asegura que nunca deja de orar por las personas de la calle. Un día, mientras clamaba, recibió la llamada de su amigo, quien angustiado le reveló que estuvo al borde de la muerte, ya que un carro le atropelló al intentar robar un celular.

Desde ese momento Guido empezó a congregarse en células (estudios bíblicos en casa), pero iba vestido de mujer. En una predicación, la pastora dijo que Dios le había revelado que debía llamarlo por su nombre masculino. Eso hizo que Guido se resintiera y se fuera de la reunión evangélica, con la intención de no regresar jamás.

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‘Se hizo humo’, pero en el inicio de la pandemia el hijo pródigo regresó. Llamó a la pastora y le pidió oración, ya que esta vez sí iba a seguir los caminos de Dios de corazón.

Reencuentro con su familia

Desde que se había declarado trans, Guido casi nunca iba a su pueblo natal, donde vive su madre. Pero en julio pasado retornó en el ‘diseño original’ que le asignó el Creador, como varón.

Temía a las burlas de sus familiares, pero en sueños Dios le mostró que iba a tener su respaldo. Admitió que su lucha es diaria y que recurre al ayuno, la oración y la lectura de la Biblia para no volver al mundo del cual asevera fue rescatado. La transformación que necesitaba no era externa, sino interna. Y hoy es otra vez Guido... orgullosamente Guido.

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Guido se reencontró con sus 'excolegas' en el velorio de Jéssica, a quien consideraba su hermana.Yadira Illescas / EXTRA

Myriam, la ‘sacaojo’

En ‘pitos’ callejeros, Myriam no se dejaba. Cuenta que en dos ocasiones les sacó un ojo, literalmente, a dos personas.

Las víctimas fueron su expareja y una compañera transexual. No da mayores detalles, pues eso es parte de su pasado y está muy arrepentido.  

“Cuando los niños estén por este proceso de inconformidad con el género, consulten a profesionales de salud mental”.Ivonne Vargas, psicóloga clínica