Actualidad
Un dulce manjar que 'sabe' a Esmeraldas

Manuel Toro, Esmeraldas
Tres hornos, que los esmeraldeños prefieren llamar fogones, se encienden cuando las primeras luces del día empiezan a alumbrar el verde paisaje en el kilómetro 15 de la carretera Esmeraldas–Atacames.
Las manos diestras de Ángel Daza y su esposa Aidé Muñoz convierten 700 cocos, frescos y recién traídos de la zona norte de la provincia, en cientos de cocadas, el exquisito manjar que es apetecido por los turistas que llegan a los balnearios esmeraldeños.
Con un machete, Aidé parte los cocos para extraerles el agua y quitarle la pulpa. El proceso parece fácil, pero es extenuante, asegura la señora. Los otros integrantes de la familia se apresuran a encender los fogones y colocar sobre ellos pailas fabricadas con bronce, en las que se cocina el coco rallado.