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La mayoría de drones no lograron volar más de medio metro, pero sus creadores lucían satisfechos por el resultado.FRANCISCO FLORES / Extra

Universitarios en Guayaquil construyeron drones desde cero y sin docentes

La falta de piezas, los cortes con las hélices y el estrés por el tiempo pusieron a prueba su creatividad. El reto buscaba simular el mundo laboral

Se caían a los cinco segundos, volaban apenas medio metro y, en algunos casos, ni siquiera encendían. Pero esos drones, protagonistas de un torneo universitario, tenían un mérito innegable: fueron construidos desde cero por estudiantes que, sin tutores y con apenas dos meses y medio de preparación, aceptaron el reto.

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Más de 40 alumnos de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) fueron quienes se atrevieron a enfrentar este desafío, el cual es la primera edición del concurso ‘Challenge Teledron’.

El reto nació sin previo aviso. Los jóvenes fueron informados de que habría un concurso con premios económicos, pero sin apoyo directo de sus docentes. Todo debía hacerse con ingenio propio, aplicando lo aprendido en clase y trabajando en equipos multidisciplinarios.

“El objetivo era que los chicos se enfrenten a un proyecto real por sí mismos”, explica Ricardo Cajo, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería en Electricidad y Computación (FIEC), a cargo de la iniciativa.

Ricardo Cajo, docente e investigador de la Espol.Cortesía

Los equipos fueron integrados por estudiantes de Electrónica y Automatización, Telemática, Telecomunicaciones y Mecatrónica. Uno de cada carrera integraría cada grupo.

La intención, según Cajo, fue clara: ponerlos a prueba en un escenario similar al que se toparán en el mundo laboral, donde no siempre se trabaja con personas conocidas ni con instrucciones detalladas. “Los drones eran prototipos, construidos sin supervisión. En el futuro, en nuevas ediciones, se incorporarán tutores y tecnologías más avanzadas”, adelanta.

En esta primera edición participaron 10 equipos. El reto consistía en superar una pista con aros, levantar peso y, sobre todo, comprobar qué dron lograba un vuelo más estable y duradero.

El reto de construir un dron desde cero

El camino no fue fácil. Diego Vásconez, estudiante de Telecomunicaciones, bautizó a su proyecto como Team G. Recuerda que construir el dron fue un reto que asumieron con recursos propios: entre él y su grupo reunieron alrededor de 150 dólares, además de invertir incontables horas en pruebas, errores y ajustes. “Nuestro dron voló cinco segundos y se cayó. Aun así fue reconfortante ver que logramos un avance”, comenta.

Además, el desafío también dejó huellas físicas, pues las hélices los cortaron varias veces. “No pasó a mayores, pero sí te das cuenta de lo delicado que es estabilizar un dron”, relata, consiente del daño que podría causar durante la presentación si está mal construido.

Para Vásconez, la mayor dificultad fue conseguir piezas en Guayaquil, donde apenas uno o dos locales las venden. Eso obligó a los equipos a importar componentes desde otras ciudades, lo que retrasó el trabajo.

Así fue el proceso de armado del dron de Diego Vásconez.Cortesía

El peso promedio que debe tener un dron

Similar fue la experiencia de Ariel Rodríguez, también estudiante. Su equipo enfrentó choques de ideas, pero también aprendizajes. “Un dron tiene que ser lo más liviano posible. El nuestro debía pesar 90 gramos y terminó en 105, eso limitó el vuelo. Apenas se elevó 60 centímetros”, dice.

Pese a los errores, Rodríguez considera que la presión fue positiva. “Hacerlo sin tutores nos obligó a aprender. Para la próxima edición sí me parece valioso que existan guías, pero esta experiencia me motivó a mejorar”.

Algunos drones presentaron fallas en la presentación, pero sus creadores lograron repararlos durante la competencia.FRANCISCO FLORES / Extra

Y aunque los resultados prácticos fueron modestos, el docente Cajo resalta el valor pedagógico de la competencia: “Trabajaron con compañeros que no conocían, tuvieron que coordinar diferentes habilidades y resolver problemas bajo presión. Eso, más que el vuelo en sí, es lo que se llevan como experiencia”.

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