Las lluvias en Quito no han dado tregua, lo que ha ocasionado varias emergencias por inundaciones. Una de las más fuertes fue en el barrio La Balvina, al suroriente.

Martha Quishpe, una de las moradores, contó que en una ocasión su casa se llenó de lodo, dejando –hasta ahora– un mal olor. Pero no sería la primera vez, pues en cada aguacero debe correr por una escoba y detener el lodazal que se forma.

Según Vicente Ñato, presidente del barrio, esto ocurre porque en las calles no hay sumideros y la tubería principal del alcantarillado no abastece. “El tubo tiene apenas 20 centímetros de diámetro”, agregó.

Esta situación se agudizaría con la acumulación de basura en las calles de la zona. Los moradores realizan mingas para limpiar el lodo, así como los desperdicios de los sumideros.

Virgilio Quishpe comentó que este problema inició hace unos tres años, cuando taparon la quebrada que pasaba por la parte sur del barrio. “Había un desfogue natural del aguas lluvia y lo taparon”.

Además, intentaron poner una tubería externa en la calle Francisco Espinosa, pero no funcionó y tuvieron que removerla.

Los vecinos esperan una solución de la Junta Parroquial. Jesús Loachamín, presidente de la entidad, dijo a EXTRA que no ha recibido ningún reporte. “No han solicitado apoyo al GAD (Gobierno Autónomo Descentralizado)”, respondió.

Enfatizó que la Empresa Pública de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps) es la encargada de ese tema, aunque ya se han realizado los pedidos en varias reuniones con los representantes de la entidad.

Luis Collaguazo, gerente de operaciones de la Epmaps, comentó que el cambio de alcantarillado está contemplado en la planificación del próximo año, aunque aún no pudo precisar cuántos kilómetros de la zona serán intervenidos o el presupuesto que se destinará.

“La capacidad de la tubería es baja porque la población ha crecido y las lluvias han sido fuertes en el último temporal”, agregó el funcionario.