En costales cerrados, sin ventilación y expuestos al sol. Así fueron hallados cuatro perros y cuatro gatos este martes en el Mercado Las Cuadras, ubicado al sur de Quito. Los animales estaban amontonados como mercancía, en condiciones inhumanas, mientras sus cuerpos temblaban por el calor y el miedo.

Los felinos, silenciosos y asustados, se acurrucaban buscando sombra entre los pliegues del saco que los contenía. Los cachorros, en cambio, trataban de moverse entre sí para respirar sin tanta dificultad. El hallazgo fue parte de un operativo conjunto de la Unidad de Bienestar Animal (UBA), la Agencia Metropolitana de Control (AMC), el Cuerpo de Agentes de Control y la Policía Nacional.

¿Qué pasó con los infractores?

Las autoridades intervinieron el punto de venta ilegal y explicaron a los involucrados que esta práctica está prohibida por la ordenanza municipal 095, la misma que sanciona la comercialización de animales en la vía pública como una infracción muy grave. Las multas pueden alcanzar hasta los USD 4.700. A los infractores se les pidió retirarse del lugar y cesar esta actividad.

La venta callejera de perros y gatos no es un simple negocio, advierten desde el Municipio. Es el último eslabón de una cadena de sufrimiento que empieza con hembras obligadas a parir sin descanso, sometidas a hacinamiento y sin cuidados básicos. Esta explotación puede provocarles desde anemia y pérdida de dientes hasta fallos renales y hepáticos, según informaron desde UBA.

¿A dónde llevaron a los animalitos?

Los ocho animales fueron trasladados a los Centros de Atención Veterinaria, Rescate y Acogida Temporal (CAVRAT), donde recibirán atención veterinaria y emocional. Allí serán evaluados por expertos en cada rama hasta estar listos para ingresar en jornadas de adopción, con el fin de encontrarles un hogar donde no sean tratados como productos de feria.

“Cada uno de estos seres es un recordatorio de que los animales sienten, sufren y necesitan respeto”, señalaron desde la Unidad de Bienestar Animal. En Quito, la lucha contra el maltrato animal continúa en mercados, calles y hogares donde aún se normalizan prácticas que atentan contra la vida.

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