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7 ideas a vencer para terminar con la violencia

Cada 25 de noviembre se recuerda el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Aquí compartimos una guía para atacar todas esas agresiones que quieren volverse rutina.

Nuevamente 25 de noviembre y nuevamente oportunidad de sacudirse de los malos tratos. Esta fecha fue declarada como el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La última cifra oficial en Ecuador es que de cada 10 mujeres, 6 han experimentado agresiones de cualquier tipo.

Hay que recordar, sin embargo, que los niveles de violencia son progresivos y que muchas veces son ignorados por quien los vive. Por esa razón, el Consejo de la Judicatura diseño una guía informativa para atacar la violencia de género e intrafamiliar.

El objetivo es combatir esos gritos, golpizas, insultos, apuñalamientos y muertes que terminan siendo noticia. Es decir, que cuando la vida de una mujer peligra seguramente es porque ya ha atravesado estas tres fases que hay que aprender a reconocer:

Fase de tensión: hay mayor irritabilidad de la pareja sin motivo aparente. Hay ‘leves’ agresiones como que se cree poder controlar ya sea dándole calma, complaciéndolo o apartándote.

Fase de agresión: la tensión que se ha venido acumulando estalla y esto conduce a una fuerte agresión. Puede darse físicamente, verbalmente o psicológicamente.

Fase de calma: se la conoce también como de ‘luna de miel’. Aquí la pareja está comprometida al cambio y hasta se torna en alguien excesivamente cariñoso. Mucha manipulación.

En el mismo instructivo se presenta esos pequeños ‘engaños’ con que las mujeres tienen a conformarse para no denunciar el calvario que viven. Aquí te los dejamos para que nadie más caiga en ese vicio de aceptar y perdonar.

1. Mucho miedo a lo que se vive y a quedarse sola. Mucho temor a cómo reaccione el agresor, lo que diga la familia y el entorno social.

2. Dependencia afectiva y económica hacia el agresor. Por lo tanto, se hace difícil pedir apoyo a otras personas o instituciones.

3. Confianza en que se logrará cambiar a la otra personas y de esa manera, el agresor tendrá un mejor trato.

4. Vergüenza de que a quien se denuncia sea la pareja o un familiar.

5. Si hay hijos de por medio se justifica la presencia de ellos como la mayor preocupación para seguir soportándolo todo.

6. Se cree que la palabra de quien denuncia vale menos que la del agresor. Que ni cuando se realice la denuncia, los funcionarios creerán lo que pasa.

7. Sensación de que la denuncia ocasionará que te cuestionen tus seres más cercanos y por lo tanto, haya aislamiento.