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Las niñas de la serranía ecuatoriana sufren más violencia sexual
La zona andina es la más afectada por esta problemática social 8 de cada 10 niñas serán abusadas, de acuerdo a investigaciones.
“Patrones de violencia hacia las niñas en el Ecuador”, es el nombre del estudio que arrojó estos datos. (Imagen referencial)
Ocho de cada diez niñas” de cinco provincias andinas de Ecuador “no podrán evitar ser víctimas de la violencia sexual” porque es algo que está “normalizado” en su entorno, es el dato “aterrador” que se desprende de un estudio que busca una reflexión profunda en la sociedad.
Así lo asegura Rossana Viteri, directora de la organización no gubernamental Plan Internacional Ecuador, al comentar las conclusiones del estudio “Patrones de violencia hacia las niñas en el Ecuador”, que se presentó con la colaboración de la Universidad San Francisco de Quito.
Según el estudio, el 82,5 % de las madres de zonas rurales de las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Azuay, Cañar y Pichincha cree que “las niñas ni siquiera pueden evitar ser víctimas” de abuso sexuales.
El dato es “aterrador”, afirma Viteri, al considerar que esos porcentajes denotan que prácticamente 8 de cada 10 se verán afectadas por esta lacra social, pues “está normalizado, naturalizado, porque la Justicia no responde” y porque la familia “tampoco está dispuesta, ni conoce cómo hacer justicia”.
A eso se suma que en algunos lugares prevalece la llamada justicia indígena: en Azuay, por ejemplo, se menciona que se castiga al agresor azotándole con ortiga o con trabajo comunitario, mientras que a las niñas/adolescentes violentadas se las esconde, estigmatiza y no se les ofrece ayuda psicológica, según el estudio.
La publicación también incluye el testimonio de funcionarios que denotaron una problemática común: en muchos casos se compensa la violencia sexual a través del pago o del intercambio de animales si el abuso es fuera del entorno familiar, o la obligación de casarse con su agresor si es miembro del círculo más cercano.
El estudio quiere mostrarle a la sociedad ecuatoriana cómo tiene de “internalizados” los patrones de violencia que ocurren a muy tempranas edades y que continúan durante la vida “como si eso fuera natural”, advierte Viteri, cuando en realidad, señala, “no es normal y va en contra de la capacidad de aprender, liderar y decidir de las mujeres”.
La ONG trata de despertar y concienciar a los ecuatorianos para que la lucha contra la violencia hacia estas menores sea una prioridad en la agenda social. Aun así, admite que las ecuatorianas han experimentado, entre otros, avances a nivel educativo, si bien la sociedad no las valora aún lo suficiente.
Por todo ello, Plan Internacional busca una alianza “fuerte” de diversos sectores de la sociedad para combatir las distintas caras de la discriminación y apoyar a la mujeres en Ecuador, un país -alerta Viteri- que aún tiene que “cambiar sustancialmente sus patrones culturales hacia las niñas” para convertirlas en personas de pleno derecho.
MÁS OBSERVACIONES
Atender gritos
La organización Plan Internacional intenta con el estudio “Patrones de violencia hacia las niñas en el Ecuador”, atender los “gritos de ayuda” que miles de niñas de 16 provincias profirieron durante el proyecto “Cartas de niñas”, en el que hace unos años las menores desahogaron sus penas.
Otro fenómeno
Otro fenómeno no menos preocupante que desenmascaró el estudio es el de la trata de jóvenes. Un líder comunitario en Chimborazo reveló a la ONG que una familia puede percibir entre 800 y 1.000 dólares a cambio de trasladar a sus hijas a otros países con fines laborales o incluso sexuales.