Mi nombre es Walter, tengo 30 años y le escribo desde la ciudad de Cuenca. Lo que sucede es que estoy separado de mi mujer, ya vamos para 11 meses sin tener contacto de pareja. Ella me dejó por borracho y belicoso, es lo que afirma, aunque jamás llegué a maltratarla físicamente, pero sí solían haber discusiones entre nosotros, eso no lo voy a negar. Debido a mi problema con el alcohol, decidí ingresar a una clínica especializada en rehabilitación y afortunadamente pude quitarme ese peso de encima. Hoy por hoy, no bebo nada de nada y me siento bien así. He querido regresar con ella, porque la verdad me muero por estar a su lado, pero no quiere saber más de mí. Sin embargo, suele venir a visitar a mi mamá y hasta se queda cocinando en la casa. Le he dicho para volver a estar juntos y me responde que no, que se siente bien estando sola. Para ser sincero ya me estoy cansando de rogarle… A veces quisiera dejar las cosas hasta ahí y no volverle a tocar el tema, pero mi hijo pequeño me motiva a hacerlo. ¿Qué me aconseja?

Respuesta:

Un hombre alcohólico siempre será una piedra en el zapato… Hay mujeres que están acostumbradas a aguantar este tipo de cosas para no perder su hogar, pero en el fondo no son felices. A nadie le gusta que su pareja prefiera la bebida que a uno mismo. Este problema es muy común en hogares que carecen de valores primordiales como el amor, el respeto, y la lealtad. Qué bien que hayas tenido la fuerza de voluntad para regenerarte y cambiar tus malos hábitos, pero desafortunadamente lo que el hombre siembra, lo cosecha… Puede que aún estés a tiempo de recuperar tu hogar, aunque considero no será tarea fácil. Debes hacer méritos para ello, intenta reconquistarla con detalles que llamen su atención, pero sobre todo demuéstrale que has cambiado y que no eres el mismo débil de antes. No necesitas rogar, simplemente actúa de forma correcta y verás que en cualquier momento te va a corresponder. Si te das cuenta que no dará vuelta atrás, entonces debes respetar su decisión y aprender a ser responsable de tus errores. Te lo dejo como tarea. ¡He dicho!