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Buena Vida

Los Chávez Palomeque les inculcan a sus hijos la espiritualidad y darle la mano al más necesitado cualquier mes del año.

Flor María y Roberto Chávez : “El 24 nuestra casa es una locura”

Los Chávez Palomeque les inculcan a sus hijos la espiritualidad y darle la mano al más necesitado cualquier mes del año.

Por Ivonne Lago M.

Aunque siempre se los ve trabajando en la televisión y armando los Moflólogos, la agitada vida de Flor María Palomeque y su esposo Roberto Chávez, incluye además de la crianza de tres hijos, la espera de un cuarto, la visita a los más necesitados. Para ellos no es necesario que sea Navidad o alguna fecha especial para llevarles sonrisas a los niños que sufren de alguna enfermedad o atender a las personas de la tercera edad que han sido abandonadas en asilos y casas hogar. Esa solidaridad es la que les inculcan a sus hijos Roberto e Isabella. El deseo de los padres es que los chicos sean buenas personas, felices, útiles para la sociedad, pero sobre todo, respetuosos y generosos con el prójimo.

La pareja le abrió las puertas de su hogar a DOMINGUERO para confesar sus propósitos y rituales navideños.

Las tradiciones

Flor María: Desde que nos levantamos, aquí hay magia, porque es el cumpleaños de Robertito, nuestro hijo mayor. El 24 de diciembre hacemos un brunch (desayuno tardío) con la familia de Roberto, mi familia, y yo le armo una mesa bien bonita, ese día todos vienen acá y festejamos a nuestro primer bebé. Esta casa se vuelve un relajo, vienen todos los niños. Es lindo y lo que quiero es que mi hijo sienta la diferencia de su cumpleaños y la Navidad. Dije que de por vida iba a hacer un desayuno-almuerzo. Siempre será algo especial para él. En la noche nos vamos donde mis papás y el 25 de diciembre la pasamos donde mis suegros.

Roberto: Mi familia tiene una tradición que empieza desde el 21 de diciembre, cuando baja el espíritu de la Navidad. Esto viene desde hace muchos siglos, porque astralmente se abre una puerta donde tu espíritu le pide al cosmos lo que más desea, puede ser material o espiritual. Nosotros estamos aquí para ser felices. Mi familia se reúne, he invitado a Flor, ella sabe de este espíritu navideño y ella no solo lo celebra, sino que invita a muchas más personas para que investiguen de qué se trata. Es el momento que puedes desear todo lo que quieras. Desde ese 21 empieza nuestra rutina navideña. Inclusive en la hora de almuerzo, desde ese día, Flor lee unos mensajes navideños bien bonitos donde cada uno se compromete a algo. Mi hijo prometió arreglar su cuarto. Hacemos propósitos.

Papá Noel llega a casa

R: Nosotros creamos la magia para nuestros hijos, la magia de Papá Noel. Ellos creen en este personaje. Cuando llega a nuestro hogar deja señas de que ha estado aquí, deja escarcha, a veces deja notas, cosas así. Tenemos grabado un vídeo donde mi hijo sube desesperado y emocionado porque encontró escarcha y le siguió la huella a Papá Noel hasta donde se fue. Nos vino a despertar porque lo había visto, entonces esa magia es como una producción.

El regalo más curioso

R: He tratado de no regalarle nada bélico, pero ahí te das cuenta que el ambiente afecta porque a Robertito le dimos unas cosas para construir y él hizo pistolas. Es como si estuviera en los genes del hombre jugar a la guerra. Mis hijos no piden nada, nosotros queremos darles, pero ellos no piden. Le hacen la carta a Papá Noel, Isabella pidió una hermanita.

F: Quiero que mis hijos tengan bien presente que la Navidad no son solo lindos regalos, lo principal tiene que ser esa conexión espiritual. Quiero que entiendan que dentro de su corazón, donde está la felicidad, todos los deseos que quieran con fuerza se les van a cumplir. Entonces ese 21 de diciembre cada uno hace su cartita. El año pasado, Isabella no escribía todavía y me pidió que la ayude a redactarla. Primero pidió por su familia, que siempre estemos juntos. En el 2015 pidió una hermanita. Su deseo fue con tanta fuerza que le dio a su ñañita.

La cena navideña

F: No cenamos aquí. Pasamos en casa de mi mami porque es más cerca. Pero este año lo haremos en casa de mi hermana Pamela. El 25 de diciembre vamos a la casa de mis suegros. Allá compartimos el almuerzo, que en realidad es riquísimo.

R: No me meto a la cocina.

F: Solo lo hace para preparar sánduches.

R: No como mariscos, ni encebollado, me gustan el pescado a la plancha y los calamares, tampoco la concha ni el camarón. Mi papá por su trabajo tenía mucha pesca de todo tipo de mariscos y ninguno de sus 4 hijos los comía, no comemos ni cangrejo.

F: A mí no me gustan la concha ni el ostión. Pero sí como camarones y encebollado.

Quién pone el árbol

F: Lo pone una señora a quien le pago.

R: Aquí no hay tradición navideña de que lo ponemos juntos.

F: Sabes ¿por qué no? Porque es súper cansado, es un tiempo lindo, lo poníamos con mi mamá, colgábamos las bolitas y era ella que terminaba haciéndolo todo. Los pelados hacen lo que les da la gana. Respeto a quienes tienen la tradición de ponerlo, pero es muy cansado. Lo que quiero decir es que no lo armo, pero me encanta tenerlo y ver como mis hijos lo encienden. Es esperanza, prosperidad y mucho amor, además que todo esté perfecto. Para mí lo más importante es que todos los días lean una oración. Que tengan un propósito. Que tengan el almuerzo navideño en familia. Compré una vajilla navideña para que todos los días de diciembre almorcemos juntos. Quiero que lo recuerden. Son cosas que se quedarán para siempre.

Solidaridad

R: Lo que me gusta de Flor es que ha involucrado a mis hijos en lo que a ella le gusta y es visitar a las personas de la tercera edad en casas hogares. No tengo ese espíritu que tiene ella. Me parece extraordinario. Y no solo lo hace en Navidad, sino en los otros meses. Para que desde pequeños sepan lo que es la solidaridad y les explica la situación de esas personas. Les llevan arroz con pollo, eso lo veo y digo qué chévere que lo hagan, no lo puedo hacer porque me deprimo. Flor incluso visita a niños con enfermedades catastróficas. Es muy fuerte. Grabamos un especial y me quedé afuera. Ella entró como la Mofle e hizo reír a todos los niños, mis hijos están viendo eso y mientras crecen quiero que ayuden a los demás. Rescato su lado humano, más que su capacidad como actriz. Nos choca cuando hay gente que nos ataca, pero entendemos que son personas que no quieren que esa luz que es Flor siga brillando y quieren apagarla.

F: A los ancianitos los visito como Flor María, pero como la Mofle voy donde los niños, ellos necesitan reírse; las personas de le tercera edad requieren ser escuchadas. Apadriné a un ancianito y en mayo se fue al cielo. Mis hijos me vieron llorar, fueron testigos de ese amor, para mí fue como un abuelito. Este mes los llevaré a Dase, un asilo donde están los ancianitos abandonados. La satisfacción más grande es servir. Les llevo arroz con pollo y mis hijos le ponen la salsa de tomate y las servilletas. Involucro a mis cuñados, hermanos, sobrinos, todos vamos contentos.

Bebé en camino

F: Nacerá en julio. Tenía sospechas de que estaba esperando un bebé, porque con cada embarazo he tenido un hincón en el vientre que me ha anunciado cuando tengo días y me quedo como coja. Me hice la prueba de embarazo, pero pensé que la había hecho mal. Cuando subí estaban las dos rayas bien marcadas. Bajé, me senté en las escaleras, y me puse a llorar, Roberto empezó a reírse. Lloraba y me decía “¡Dios mío voy a entrar a Ecuavisa y estoy embarazada!”. Fue lo primero que pensé. ¡Qué va a hacer Marcos Espín y ahora Dios mío! Era muy rápido. Entre Isabella y el que viene en camino van a tener de diferencia año y medio.

R: Cuando éramos enamorados y hablábamos de matrimonio dijimos que nos gustaría tener 4 hijos. Ella es la cuarta de 4 hijos y yo el segundo de 4 varones. Nuestro primer hijo y la tercera han sido numéricamente programados por nosotros. Pero Isabella y este bebé salieron porque Dios así lo decidió. Y no me voy a hacer la vasectomía.

F: No me voy a ligar. Aunque de verdad ya no quiero otro.

Salir del país

R: Todo bebé es una bendición, pero la economía se complica más si tienes más hijos. Dios nos apoya y de alguna forma salimos adelante, pese a las circunstancias. Fiorella, tal como lo dijo Flor en un conversatorio, vino en emergencia por el estrés que tuvo por el ataque del Gobierno. Un 6 de diciembre el doctor le dijo que no le gustaba lo que estaba viendo, por eso le dijo que la induciría al parto. Justo ese día el Gobierno atacaba a la Mofle y Flor se estresó. Eso ocasionó de alguna forma que la bebé venga en emergencia. Las amenazas de muerte, los vejámenes, en algún momento me hicieron pensar en dejar el país para que mi hija nazca en otro lado. Estaba pagado el seguro para que no naciera aquí.

F: No quería irme. Ni mis suegros, ni mis padres.

R: Dije que el ambiente no era favorable. Una persona puede manejar cien cuentas y eran muchos ataques. No dejé que Flor viera las redes para que no recibiera nada malo. Pero leyó ese mensaje que decía: “Qué harías si secuestran, torturan y matan a tus hijos”. Fue un momento difícil, pero todo salió con éxito. Ahora este nuevo bebé llega en un momento en que hay diálogo, no nos atacan, ni insultan, y sentimos que esa gente se apagó o está callada, ya no recibimos esos ataques que eran fuertes.

Trabajo en Ecuavisa

F: No esperaba este trabajo. Tres Familias es una serie exitosa. No voy como principal, voy a aportar, a sumar, para hacer algo lindo. En algún momento Marcos me hizo una propuesta para que vaya de invitada, pero nunca se dio, nunca pude ir porque estaba grabando MofleTV, pero este año me hizo la propuesta en firme de que tenga un personaje. Mi contrato es de tres meses, pero estoy feliz, me encanta la televisión, no lo niego, la extraño. Gracias a la gente que me sigue en las redes nunca he sentido que me he alejado de la pantalla chica, pero ya voy como 4 años fuera de la TV. La última vez que hice una temporada fue hace 4 años y desde el 2015 no estoy en los canales. Estoy feliz de regresar a Ecuavisa, muchos son amigos míos.