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Buena Vida

Irene Vélez: La millennial que vibra con la política

Pertenece a los jóvenes analistas políticos que se destacan por sus opiniones en medios de comunicación. Desde niña le gustó participar en campañas 

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La editorialista se confiesa fan del reguetón, Sabina, Serrat, Luis Miguel y Carlos Vives.Gerardo Menoscal

Analista, editorialista política y catedrática. Detrás de esas cuatro palabras cargadas de mucho estudio, criterio e investigación está Irene Vélez, una millennial, de 32 años, quien siente pasión por la política.

Pertenece a la generación de jóvenes que comenzó a usar los nuevos medios de comunicación y las tecnologías digitales para dar a conocer sus ideales.

Aunque la política jamás fue la tónica dentro de su hogar, tampoco tiene parientes que hayan estado vinculados a ella, le resulta inexplicable el gusto y el amor que siente por dicha ciencia que la ha llevado a ser editorialista y analista en medios locales, incluso tuvo un cargo en el gobierno actual.

Cuando salta el tema político, los recuerdos la transportan a su época estudiantil, cuando en tercer grado de escuela quiso ser la presidenta de curso. “Era pequeña, perdí, y entonces entendí la división del voto, salimos dos del mismo paralelo y del otro solo una”, explica entre sonrisas.

Sin embargo, esa no fue la única vez que no salió favorecida. En quinto curso también se postuló y volvió a perder, pero de manera estrepitosa. Ahora, con toda la capacidad de análisis, rememora que empezó la campaña el día en que el colegio lo anunció, mientras que el equipo contrario, sin incumplir el reglamento, subía a la cuenta de Facebook fotos grupales donde hablaban de unión y amistad. Irene empezó tarde y la votación le fue adversa.

“Ahí me di cuenta de qué tanto puedes jugar con las reglas. El otro grupo nunca las incumplió, simplemente ganó territorio. Entonces entendí que no gana el más aplicado, sino el más avispado y perdí”, recalca.

De ese fracaso sacó una lección que siempre aplica: ‘Amigo despierta, tienes que estar en campaña antes de que el CNE lo diga’ y esto, sugiere, se hace visitando los medios o dejando una opinión.

En sexto curso se lanzó una vez más, pero esta vez aplicó lo que aprendió en tercer grado y quinto curso. Ganaron. Su rol fue de vicepresidenta. Le gustaba estar detrás de cámaras y elaborar el concepto y la estrategia de las campañas. Eso la llevó a estudiar ciencias políticas y a hacer un masterado en el exterior. A su regreso se le abrieron muchas puertas, que luego se vio obligada a cerrarlas cuando aceptó el puesto de subsecretaria de Contenidos en la Secom.

Dos años después lo dejó por razones personales y regresó a la cátedra universitaria y al análisis político. De hecho, fue una de las panelistas en un canal una vez concluidas las elecciones presidenciales del pasado domingo.

“Me considero una persona exitosa, ¿por qué me voy a hacer pequeña? No hay que tener miedo de decirlo”.

Cuando se le pregunta si en algún momento se la podrá ver como militante de algún partido, responde con la sabiduría de los dichos populares.

“Alguna vez mi mamá me dijo que nunca diga de esta agua no he de beber; tampoco nunca digas nunca o la lengua castiga. No puedo ser determinante”, sostiene abiertamente quien disfruta de la música latina. Bien puede escuchar a Luis Miguel y a Carlos Vives o ir con su hermano al concierto de Bad Bunny.

Pero si hay una canción que le remueve las fibras es ‘19 días y 500 noches’, de Joaquín Sabina, tema con el que se identifica. Lo mismo ocurre con el poema de Antonio Machado, ‘Caminante no hay camino’ , que popularizó e interpretó Joan Manuel Serrat, bajo el título de Cantares. Tampoco podría dejar de lado el éxito ‘Viva la vida’, de la banda inglesa Coldplay, de la que dice es la descripción del poder.

Uno de sus secretos, cuando tiene que ir a una entrevista donde van a estar hombres que admira, es cantar y motivarse con una estrofa del reguetón ‘Quítate tú pa’ ponerme yo’, de Ivy Queen y 12 discípulos. “Les tengo que hacer sentir que llegó la caballota, la perra, la diva, la potra. Esa canción me motiva”, dice mientras la canta de memoria.

Su sueño es darle clases a la gente que le gusta y disfruta de la política, pero nunca se ha cumplido, ya que empezó a dar cátedra de Comunicación a estudiantes de Periodismo y Comunicación organizacional. Espera en algún momento hablar el mismo idioma, sobre todo, con los jóvenes que vean a la política como una vocación y un sacerdocio. Aquellos llenos de ideales por construir una mejor sociedad.

¿Y cómo le va a ir al país después del 20 de agosto?

No tengo idea. No tengo las herramientas para responder.

Hay una camada de chicos de entre 20 y 35 años que les gusta la política y tienen una gran habilidad para comunicar, lo que hace décadas no se daba, ¿a qué crees que se deba ese despertar?

Antes era muy difícil exponer una opinión política si es que no te llamaba un gran medio. Al no ser parte de ese grupo que está siempre frente a las cámaras lo que teníamos que hacer era escuchar y comentarlo en familia, no había el nivel de exposición. Pero ahora Instagram, Facebook, Twitter y TikTok se la dan a todo aquel que vire su cámara y empiece a hablar. Hay mucha gente que tiene algo que decir y hay un canal dónde decirlo. 

“Cuando me enteré del asesinato de María Belén Bernal no me hallaba, me golpeó mucho. Tuve que escribir el comunicado..."

Alguien que tenga miedo de exponer sus ideas rompe esa barrera y empezará el acercamiento gracias a las redes sociales, porque de alguna forma se pierde ese monopolio exclusivo, sin quitarle su punto a los medios tradicionales. Con esto se abre un poco más a que uno emita una opinión y que no se quede solo en el hogar y eso inspira. Ya no hay ese mito de ver hacia arriba al que analiza. Entonces se empieza a multiplicar, a contagiar.

Sus frases

“Cuando me enteré del asesinato de María Belén Bernal no me hallaba, me golpeó mucho. Tuve que escribir el comunicado. No era muy feminista que digamos, pero posterior a eso cambié totalmente mi chip”.

“Volvería a trabajar para un gobierno, pero sabiendo un poco más, ir más preparada, sabiendo la movida, y los límites que debo imponerme. Ir con más madurez”.

“Siempre hay tiempo para enamorarse, pero por ahora no hay nadie”.

“Me considero una persona exitosa, ¿por qué me voy a hacer pequeña? No hay que tener miedo de decirlo”.

“Admiro a Alfonso Espinosa de los Monteros por ese compromiso que tuvo de no salirse nunca de su perfil y de los analistas políticos, soy seguidora de las opiniones de Oswaldo Moreno”.

Lavinia Valbonesi, esposa de Daniel Noboa.

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Más de ella...

- Se considera guayaquileñísima. Ama todo de la ciudad. Espera casarse con un guayaquileño.

-Estudió ciencias políticas en la Casa Grande y siguió una maestría en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid, donde estuvo año y medio.

- Es la mayor y la única mujer de tres hermanos.

- Ha laborado como asesora en varios campos, uno de ellos es la educación básica.

- Disfruta de escribir, leer y hacer yoga. Gracias a esta actividad puede desconectarse de momentos difíciles.