Donde quiera que va José Meléndez llama la atención. Sobre todo cuando tiene que dar charlas acerca de técnicas de maquillaje, como jurado de un reality de belleza o sobre la alfombra roja de algún evento internacional, al que suma varios.

Cuando se trata de ir a cualquiera de estos eventos lo hace de una manera muy particular, deja que sea su alter ego el que decida cómo vestirse y maquillarse.

Su rostro es el lienzo donde muestra su lado artístico. A través de él expone lo que puede hacer para embellecer a las mujeres, quienes son sus fieles seguidoras.

Usa trajes llamativos que él mismo diseña y que luego una modista se encarga de darles forma. Sus zapatos con tacos de hasta 10 puntos, lo hacen ver gigantesco, sumándole centímetros a su 1,85 de estatura. Los compra en Estados Unidos, por aquí no encuentra los de su tipo.

Pero cuando está lejos de las luces y de las paletas de colores, José es el chico de cara lavada, overol y zapatos de lona. Un migrante más que llegó hace 5 años a Guayaquil, enviado por su mamá ante la situación socio-política que día tras día empeoraba en su natal Caracas.

De aquel chico, de 22 años, que salió de su país a punto de graduarse de diseñador gráfico, que llegó para compartir un cuarto en casa de su tía, y que se ganaba la vida como mesero en un restaurante al norte de la ciudad que lo acogió, quedan solo recuerdos.

Actualmente su trabajo, por el cual se define como un artista del maquillaje, ha traspasado las fronteras.

En qué momento sacas tu alter ego.

Lo saco solo en casos exclusivos. Todo tiene su tiempo y espacio y nuestra sociedad no está preparada para aceptar. No estoy buscando aceptación de nadie, ni tolerancia, solo busco respeto, porque yo lo doy. Jamás pasar a lo vulgar. Si vas a hacer arte, hazlo bien. Debo decir que gracias a este personaje he alcanzado mis sueños.

Cierto sector de la sociedad es intolerante, ¿has tenido odiadores por ser como eres?

Cuando fui jurado de Ecuavisa para buscar a la mejor modelo hubo impacto durante las dos primeras semanas. El odio en redes fue abrumador, pero el problema es de la gente. Tengo más público que me ama. Detrás de un celular todos somos valientes. He dejado muchas huellas.

Hablando de eso, cuál es tu propósito, a dónde quieres llegar con todo lo que haces.

Mi intención es ser el monarca del maquillaje en América Latina.

El colombiano Andrés Felipe Cabrera es un maquillador exitoso y cabeza de maquillaje del Miss Universo.

Nadie le roba el talento a nadie, admiro a muchos maquilladores. Entre ellos a Andrés Felipe, de Muba, el arte no tiene límites ni reglas, cada cual hace arte a su manera. Me encantaría conocerlo y felicitarlo porque le ha dado oportunidad a muchos maquilladores para que puedan crecer.

De los maquilladores locales, a quiénes admiras por su trabajo.

Me encanta el trabajo de Danito Villacreses, Priscilla Rendón, Fabián Sesen, Ariana Guillén, Ariana Taranto, del Dúo del Ecuador, Jinson y Héctor. Me gusta el trabajo de todos porque no es una competencia de quien puede más. Cada uno lleva su ritmo a su manera, tienen metas personales. No me puedo comparar con ninguno.

 A qué personaje sueñas con arreglar.

Karol G. Me encanta y sueño con maquillarla, tuve la oportunidad de conocerla y tomarme una foto con ella en Las Vegas. Fui invitado a la alfombra roja de los Latin Grammys y ahí la vi. Recuerdo que me dijo, “parce, usted sí es guapo”. Maquillo a la mamá de Karol G y a la directora de los Premios Heat, Diana Montes. Viajo para maquillarlas en cada premiación.

Es cierto que tienes un tatuaje en homenaje a ella.

Sí, me hice un tatuaje por ella con el QR de su tema Mientras me curo del cora. Lo escaneas y suena la canción. La admiro como cantante, pero más como mujer y como persona.

En poco tiempo, 5 años, has logrado muchísimo. Esperabas este éxito tan pronto.

Nunca es tarde para alcanzar los sueños y materializarlos de esa forma, porque nunca esperé contar con todo lo que me está pasando. Por ejemplo, ser la cabeza de maquillaje de los Premios Heat, pero cuando haces las cosas bien y de corazón, cuando no estás solo por el dinero, sino porque de verdad lo disfrutas, la gente se da cuenta y te apoya.

Has alcanzado la internacionalización...

Pero no lo quiero por un boom mediático, sino por mi arte.

Sientes que has llegado.

Siempre supe a dónde quería ir, pero no estoy donde quiero. Estoy al uno por ciento de lo que me gustaría ser, pero tampoco estoy donde comencé.

Falta de amor propio

“Para mí ver atrás es como un ejemplo para todas esas personas que creen que no se puede. Tengo alumnas, mujeres maravillosas, con posición económica y hogares estables, pero todavía no se encuentran. Son jóvenes, tienen una vida espectacular, pero no saben cuál es su propósito o qué quieren. Eso se debe a falta de amor propio, inseguridad, empuje, empoderamiento, también es un tema emocional que viene desde casa. Crecí en una familia muy humilde, pero con demasiado amor y eso me llenó de seguridad”.

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