Durante las noches de octubre, los cielos de España podrían regalar un espectáculo astronómico fascinante: la lluvia de estrellas Dracónidas. Aunque esta lluvia no siempre ofrece grandes cantidades de meteoros, su carácter impredecible la convierte en una cita imperdible para los amantes del cosmos. Este 2025, las condiciones serán propicias para su observación.

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¿Qué son las lluvias de estrellas?

Las lluvias de estrellas, también conocidas como lluvias de meteoros, son uno de los fenómenos astronómicos más llamativos del cielo nocturno. Se producen cuando diminutas partículas de polvo, procedentes principalmente de cometas, atraviesan la atmósfera terrestre a gran velocidad. 

Al entrar en contacto con el aire, la fricción hace que estas partículas se desintegren y generen un destello luminoso conocido popularmente como estrella fugaz o meteoro, según explica la Sociedad Española de Astronomía (SEA).

La SEA señala que, si se prolongan las trazas de los meteoros que pertenecen a una misma lluvia, todas parecen originarse en un mismo punto del cielo llamado “punto radiante”. Sin embargo, este efecto es solo una ilusión óptica: las partículas entran en la atmósfera de forma paralela, pero la lejanía y la perspectiva nos hacen verlas como si provinieran de ese único lugar.

En función de la constelación donde se encuentra el punto radiante, la lluvia de meteoros recibe su nombre. Así surgen denominaciones tan conocidas como las Gemínidas, Oriónidas, Leónidas, Líridas, Dracónidas o las populares Perseidas, también llamadas “Lágrimas de San Lorenzo

Un fenómeno vinculado a un cometa errante

Las Dracónidas son una lluvia de meteoros relacionada con el cometa 21P/Giacobini-Zinner. Este cometa, en su trayectoria alrededor del Sol, deja tras de sí un rastro de polvo que, al ser interceptado por la Tierra, genera el fenómeno luminoso en el cielo. Las partículas ingresan a la atmósfera terrestre a una velocidad de entre 20 y 25 km por segundo, y al desintegrarse por la fricción, producen los destellos conocidos como meteoros.

Una de las particularidades de las Dracónidas es que sus meteoros son más lentos que los de otras lluvias estelares. Esto permite observarlos con mayor claridad, especialmente en lugares alejados de la contaminación lumínica. Su visibilidad mejora en cielos oscuros y cuando la Luna no está presente, lo que convierte a este 2025 en una gran oportunidad para disfrutarlas.

Fechas clave y cómo observarlas

La lluvia estará activa entre el 6 y el 10 de octubre, alcanzando su punto máximo en la noche del 8. A diferencia de otras lluvias que se observan mejor después de la medianoche, las Dracónidas son visibles poco después del atardecer, cuando su radiante —en la constelación del Dragón— se encuentra alto en el cielo.

Este año, la fase menguante de la Luna favorecerá una visibilidad óptima si las condiciones climáticas lo permiten. Para observarlas, se recomienda acudir a zonas rurales sin contaminación lumínica, como los llamados Destinos Starlight. Además, aplicaciones como Stellarium, Sky Map o SkySafari pueden ayudarte a ubicar el radiante y seguir la actividad en tiempo real.

Respecto a su visibilidad en el hemisferio sur, es importante señalar que es limitada. La constelación del Dragón se encuentra más próxima al hemisferio norte, lo que reduce las posibilidades de observación desde Ecuador. Sin embargo, en zonas del país con cielos muy oscuros y horizontes despejados, puede haber oportunidad de ver algunos meteoros fugaces, especialmente si la actividad de ese año es más intensa de lo esperado.

Consejos y curiosidades de una lluvia impredecible

Para aprovechar al máximo la experiencia, es aconsejable llevar ropa abrigada, una manta o tumbona y apagar cualquier fuente de luz durante al menos 15 minutos antes de observar. Aunque en un año típico se ven entre 5 y 10 meteoros por hora, su naturaleza impredecible deja abierta la posibilidad de una tormenta inesperada.

En el pasado, las Dracónidas han ofrecido espectáculos sorprendentes. En 1933 y 1946, por ejemplo, se registraron miles de meteoros por hora. Más recientemente, en 1998 y 2011, también se observaron picos de actividad excepcionales. Esto convierte a las Dracónidas en una de las lluvias más emocionantes, especialmente por su carácter inesperado. 

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