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Buena Vida

Por qué maltratamos a quienes nos aman

La clave está en aprender a manejar nuestras emociones y buscar la manera que mejor se adapte a uno para regular la ira, rabia o estrés

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Tratamos mal a los que nos quieren (y queremos) porque no sabemos amar.freepik

En algún momento hemos cometido el craso error de desquitar nuestras frustraciones contra quienes amamos. Esta acción nos vuelve egoístas y aunque suene duro, mostramos nuestra peor cara, volviéndonos crueles y despectivos contra quienes no lo merecen. Inexplicablemente sucede todo lo contrario con nuestros amigos y vecinos, a quienes dejamos ver nuestro lado más amable y cordial.

Esta situación es más común de lo que se imaginan y no se trata de que quien actúa de esa manera es una persona desconsiderada o que tenga algún problema psicológico, para entenderlo mejor, la psicóloga clínica Marcia Bejarano Wagner dio a conocer los motivos que nos llevan a actuar de este modo errático.

Según explicó, tratamos mal a los que nos quieren (y queremos) porque no sabemos amar. “No nos enseñaron a amar de una manera sana. Aprendimos a hacerlo desde la expectativa, el perfeccionismo, la comparación constante (peor aún, en un mundo donde estamos tan expuestos en las redes sociales). Amamos desde el miedo, porque constantemente buscamos protegernos del dolor. Cuando uno ama, y es un amor recíproco (en la medida en que el otro puede amarme) es cuando somos más vulnerables. Carlos Baute lo dice en su canción: ‘Sabes que estoy colgando en tus manos, así que no me dejes caer’”, confirma Bejarano.

"Conscientemente no buscamos herir a un ser amado, pero la misma relación permite que el otro sea un lugar seguro para uno, donde podemos mostrarnos sin máscaras", psicóloga Marcia Bejarano W.

La psicóloga respondió las siguientes dudas

Es cierto que de esta forma desfogamos nuestras frustraciones o es una manera de desquite hacia quienes nos abandonaron, humillaron o no nos dieron cariño.

Conscientemente no buscamos herir a un ser amado, pero la misma relación permite que el otro sea un lugar seguro para uno, donde podemos mostrarnos sin máscaras. Por eso es tan común llegar a casa después de un día de trabajo lleno de estrés y explotar. Claro que poder mostrarte como eres con tu familia no quiere decir que está justificado herirla. La clave está en aprender a manejar nuestras emociones y buscar la manera que mejor se adapte a uno para canalizar/regular nuestra ira, rabia, estrés. También puede ser por heridas del pasado, pero eso depende mucho de la historia personal.

 ¿Maltratamos a quienes tenemos más cerca porque estamos conscientes de que nos van a aguantar nuestros desplantes y rabietas?

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¿Qué debemos hacer para cambiar esa actitud tan hiriente, que en muchos casos va contra nuestros padres, hijos o esposo-a?

Primero, hay que reconocer y aceptar que estamos hiriendo a las personas que más queremos y que de manera indirecta nos hacemos daño a nosotros mismos, porque no creo que alguien se sienta feliz luego de desquitarse con un hijo, esposo, abuelo, etc., sobre todo si el amor es sano. A veces, ese paso es difícil, porque existen familias que han normalizado la violencia verbal y/o física. Por otro lado, intentar amar desde la humildad (es importante, contar con que no somos perfectos, los seres humanos somos perfectibles, podemos mejorar con el tiempo, si así lo decidimos), aprender a ceder, a bajar la cabeza cuando nos equivocamos, a pedir perdón y a perdonar. También es necesario recordar que tenemos un compromiso con las personas que amamos y esto implica trabajar en uno para poder ofrecer lo mejor de nosotros a los demás. En caso de que sea algo que se nos sale de las manos y que no podemos controlar (por heridas del pasado) buscar ayuda profesional.