El apego emocional es un vínculo afectivo que generalmente se da entre un niño y quien se encuentra a cargo de su cuidado. Sin embargo, este lazo que se origina durante los primeros años de vida resulta determinante en la manera en que se relacionará cuando sea mayor.

Y es que el estilo de apego desarrollado por una persona en la infancia —explica la psicóloga Olga Barros en este artículo— podría influir “de manera significativa en los procesos de elección de pareja, así como en la calidad de las relaciones afectivas que establecerá en la edad adulta”.

Pero, ¿cuál es tu tipo de apego?

Cindy Hazan y Phillip Shaver, psicólogos de la Universidad de Denver, crearon un cuestionario para averiguarlo, que fue difundido inicialmente en el periódico local de Colorado, The Rocky Mountain News, en 1985.

En la publicación, los especialistas presentaban a los lectores tres opciones para que identificaran cuál reflejaba más de cerca su comportamiento al estar en una relación amorosa.

Las opciones planteadas por Hazan y Shaver —y que recoge The School of Life— hacen referencia a los tipos principales identificados por el psicólogo inglés John Bowlby, el inventor de la teoría del apego en las décadas de 1950 y 1960:

A: Me resulta relativamente fácil acercarme a los demás y me siento cómodo dependiendo de ellos y que ellos dependan de mí. No me preocupa que me abandonen o que alguien se me acerque demasiado.

B: Encuentro que los demás son reacios a acercarse tanto como me gustaría. A menudo me preocupa que mi pareja realmente no me quiera o que no quiera quedarse conmigo. Quiero acercarme mucho a mi pareja, y esto a veces asusta a la gente.

C: Me siento algo incómodo al estar cerca de los demás; me resulta difícil confiar en ellos completamente, y permitirme depender de ellos. Estoy nervioso cuando alguien se acerca demasiado y, a menudo, otros quieren que sea más íntimo de lo que me siento cómodo siendo.

Si tu conducta se asemeja a lo descrito en la primera opción, tu apego es seguro o lo que se conoce como un patrón más estable de dependencia, mediante el cual el amor y la confianza se facilitan.

Por otro lado, la segunda alude a un tipo de afecto catalogado como ansioso, en el que una persona anhela tener intimidad con los demás, pero tiene miedo continuo a la decepción y, en ocasiones, tiende a un comportamiento agresivo.

El último punto se refiere al apego evitativo: la persona siente que es mucho más fácil evitar los peligros de la cercanía, a través de actividades solitarias y el retiro emocional.

¿Con cuál te identificas?

Apego seguro

- Su bienestar depende del de su compañero sentimental.

- Disfruta pasar tiempo con su pareja; sin embargo, sabe darle su espacio.

- Se sienten confiados por el amor que existe en su relación.

- No les quita el sueño que sus parejas los dejen, están conscientes que son situaciones que pueden ocurrir.

- Toman con madurez la rupturas amorosas, aunque les cause dolor, aceptan la decisión.

Apego evitativo

- Su pareja no es su prioridad.

- Son distantes e incluso fríos; expresar emociones es todo un problema para ellos.

- No depende emocionalmente de la pareja.

- Evitan a toda costa el compromiso y no les gustan los formalismos.

- La autonomía personal y la independencia son extremadamente importantes.

- Los rechazos sentimentales no son un problema, tienden a superarlos con facilidad.

Apego ansioso

- Temen constantemente el abandono.

- Se muestran inseguros al estar alejados de su pareja.

- Viven enfocados en la relación, su mundo gira en torno a eso.

- Todo el tiempo intentan interpretar lo que dice o hace la pareja.

- No se sienten amados y con frecuencia les exigen a su pareja que le demuestre afecto.

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