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Buena Vida

Resiliencia, un motor de superación

Puede ayudar no solo a mejorar la calidad de vida y el bienestar de una persona, sino a inspirar también a un colectivo

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Hay que aber hacer frente a los retos y desafíos, hasta obtener mayor equilibrio emocional.freepik

“No todos tenemos su fortaleza”. “Ella siempre ve el lado positivo”, “Cualquiera en su lugar no se hubiese levantado”... Son frases que se escuchan para referirse a personas que, pese a haber afrontado una situación difícil o experimentado un gran dolor, han podido salir adelante. ¿Cómo lo logran? ¿Tienen una personalidad especial? Lo hicieron posible gracias a la resiliencia.

Una sencilla palabra (que se comenzó a escuchar en tiempos de pandemia), pero de grandes connotaciones desde su aparición hace muchos años.

Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo francés, se hizo eco de dicho vocablo después de varios trabajos investigativos que a su vez le ayudaron en su historia personal. De ahí que es considerado como el ‘padre’ de la resiliencia. En los tiempos que corren, los diferentes portales de información abordan este término e incitan a ser resilientes. ¿Pero qué significa? Expertos en salud mental dieron una guía de cómo lograrlo.

Un ejemplo de vida

A lo largo de la vida, las personas están expuestas a diferentes crisis. Desde la psicología, las clasifican en dos: las de ciclo vital (como la entrada a la adolescencia, la inserción en la etapa adulta, etc.) y las circunstanciales o inesperadas (el fallecimiento de un ser querido, divorcio, despido laboral, entre otras).

Cada una de estas situaciones no es asumida de igual manera por todos, pero son los resilientes que mejor reaccionan ante estas circunstancias. ¿Por qué?

Eduardo Santillán, neuropsiquiatra, explica la resiliencia como “la capacidad de las personas para salir adelante a partir de un sufrimiento o padecimiento de características emocionales o psicosociales”.

Para lograrlo, el resiliente se pregunta: ¿Qué puedo aprender de esto? Esa actitud le va a aportar diversos beneficios a su vida personal, familiar y profesional: desde el autoconocimiento, saber hacer frente a los retos y desafíos, hasta obtener mayor equilibrio emocional, entre otros.

¿Pero qué sucede cuando se obvia este proceso? Ese sufrimiento no tratado puede afectar de varias formas. “Desde trastornos de conducta, elección de situaciones negativas como las adicciones, hasta ser parte de un conglomerado de características criminales o autodestructivas”, advierte el especialista.

Entonces, ¿cómo llegar a ese proceso de recuperación?, ¿cómo ser resilientes? El tratamiento “puede durar dos años y en ciertos casos se requiere primero de medicación para bajar los niveles de frustración, desorientación... Luego en las terapias se induce al paciente a conocerse a sí mismo, a que sepa controlar sus impulsos negativos, liberar ciertas capacidades... En definitiva, la terapia es multidisciplinaria, ya que la persona tiene muchas carencias y problemas no solo de carácter mental, sino físicos”, enfatiza el profesional.

Como dijo Darwin, “no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta al cambio”.

El escape más fácil

La resiliencia puede ayudar no solo a mejorar la calidad de vida y el bienestar de una persona, sino inspirar también a un colectivo. Por eso es necesario que a nivel de gobiernos se priorice la salud mental.

“Un individuo que no ha recibido terapia luego de una crisis tiende a caer en depresión y ansiedad. Y en casos más extremos, en agresividad”, explica Valcárcel.

“Es la capacidad de las personas para salir adelante a partir de un sufrimiento o padecimiento de características emocionales o psicosociales”, neuropsiquiatra Eduardo Santillán

Esta situación puede ser una razón para abordar problemas más generales, como son los comportamientos agresivos o violentos a nivel global. “Se necesita tener más personas resilientes. Y eso viene de la mano de las políticas públicas, para que los sectores de escasos recursos económicos tengan acceso a una atención multidisciplinaria”, plantea. Con el pasar del tiempo, cada caso podría inspirar a que la sociedad se reconstruya.

 Psicología positiva: aceptar para creer

Al igual que ocurre con otras disciplinas, los psicólogos están en constante investigación para poder brindar el mejor cuidado posible a las personas.

Las nuevas tendencias apuntan a un enfoque en el bienestar y la resiliencia a través de nuevos tratamientos como la psicología positiva, en la que se practica la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

César Valcárcel, psicoterapeuta, magíster en Psicología Clínica y docente universitario, explica que “esta nueva corriente se enfoca en la aceptación del acontecimiento. Es decir, lo que provoca la afectación emocional no son los eventos, sino cómo interpretamos o respondemos a estos”. En ese sentido, aclara que no es lo mismo que el positivismo, ya que este niega una realidad.

La aceptación implica dejar de juzgar el suceso, y los cuestionamientos internos como “¿por qué no lo evité?”, “¿qué hubiese pasado si...? Y justamente “en esa elección se basa la resiliencia. Es decir, en vez de anclarse al dolor provocado por esa crisis fuerte e inesperada (muerte, separación, abandono...) aceptamos la situación, actuamos y crecemos a nivel personal”, puntualiza.

Los más necesitados

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la principal causa de problemas de salud en todo el mundo. Aproximadamente 300 millones de personas viven con depresión en el planeta, y es la segunda causa de muerte entre individuos de 15 a 29 años de edad.

Andrea Hernández, especialista del Instituto Español de Bioneuroemoción y presidenta de la Fundación Conexión Vital, sostiene que “todas las personas son capaces de ser resilientes si reciben un tratamiento bien guiado”. Ella concuerda con las cifras arrojadas por la OMS. Y señala que en un buen porcentaje de adolescentes ya pueden verse síntomas de depresión. Así lo observó en las mil evaluaciones psicológicas que la fundación realizó a estudiantes de diversos planteles secundarios y cuyos casos más urgentes fueron tratados por los especialistas.

Considera primordial que se naturalice la salud mental sin tabúes a partir de la etapa escolar. Aconseja a los padres enseñarles a sus hijos a afrontar las crisis o dificultades. “Que no las vean como algo malo, sino como una maestra de vida que los ayudará a sobreponerse”.

Factores que ayudan

Andrea Hernández, especialista en bioneuroemoción, cita algunos factores que son de gran ayuda en el proceso de resiliencia:

-No tenga al sufrimiento como opción. Aferrarse al dolor no ayuda en la resiliencia. Busque generar cambios y oportunidades no solo a nivel personal, sino laboral y profesional. Y para eso trace planes realistas en su día a día, en lugar de metas que sabe que están fuera de su alcance.

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-Agradece. La gratitud ayuda a ver las cosas buenas de toda situación. Y esto a su vez trae beneficios como calmar el miedo, la ansiedad, etc.

-Cuide tu bienestar físico y emocional. Realice actividades relajantes y saludables. La meditación o el yoga pueden ayudarle a superar situaciones difíciles y a tener una mejor perspectiva. Incluso le permite mirar con compasión a la persona que lo lastimó, ya que probablemente esa persona tenga heridas emocionales sin sanar.

-Busque acompañamiento emocional. Contar con un entorno empático es fundamental. En el caso de niños y adolescentes, las terapias deben incluir a los padres, para que ellos también sanen emocionalmente y puedan dar confort a estos chicos.

  • El padre de la resiliencia

​Boris Cyrulnik (85 años) es profesor de la Universidad de Tolón (Francia) y escritor. Divulgó el concepto de resiliencia luego de dedicarse por años al tratamiento de niños traumatizados. Se basó en su propia infancia. Sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y el nazismo con seis años de edad, cuando perdió a gran parte de su familia en Auschwitz. Tras la contienda fue acogido por una tía en París. Sus experiencias lo motivaron a estudiar psicoanálisis y neuropsiquiatría. En lugar de anclarse al dolor, su niñez fue su motor de superación.