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¡10 años pasó arrumado el busto de Jefferson Pérez!

Sin rencores ni nada, el medallista olímpico espera que el recuerdo sirva para que la gente se motive a luchar por sus sueños.

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Jefferson Pérez y Roberto Ibáñez, presidente de Fedeguayas.Jerson Ruiz

El sol es cosa seria en Guayaquil. Pero aún así, como si nada, el campeón olímpico Jefferson Pérez viene por la entrada principal del estadio Alberto Spencer Herrera... es la vuelta del busto en su honor.

La gente lo mira de reojo. Se pronto, él se aleja de la comitiva y se acerca a saludar a una persona que hace la limpieza y a un guardia. Camina y les da la mano. Luego reflexiona: “Pude ser uno de ellos, cuando era pequeño fui canillita en Cuenca”.

Se aproxima a donde está su estatua. La voz de Gloria Estefan hace poner la piel de gallina: “Soñar con lo que más queremos. Aquello difícil de lograr”, es la primera frase de la canción ‘Puedes llegar’. Enseguida nos trasladamos a las Olimpiadas de Atlanta 1996. La verdad es que la nostalgia invade, pero 26 años después tenemos a Jefferson sin gorra.

La imagen del deportista entrando al estadio Olímpico de Atlanta es como un recuerdo del pasado. Uno lleno de gloria.

Luego la voz del cantante Roberto Carlos entra en escena: “Es ofrecer llevar la meta a su fin. Y creer que la veremos cumplir”. La letra va acorde a lo que pasa... ¿Y qué sucedió?

Resulta que el busto de Pérez, que fue inaugurado el 7 de noviembre del 2003, en los últimos años, cuando se remodeló la Av. de Las Américas, pasó a estar en una de las bodegas de Fedeguayas. Eso fue en el 2012 y ahí se quedó... algo increíble.

Pero en el 2022 el presidente de Fedeguayas, Roberto Ibáñez, decidió darle toda la importancia que debe tener.

¿Qué ven aquí? Pérez se hace la pregunta al ver su estatua, y se responde: “A un chico que vendía periódicos, con ganas de salir adelante, y que ahora trata de darle trabajo a más gente. Quiero que vean a un tipo que tenía las ganas de superarse, a ese quiero que vean”, expresa el marchista mientras el sudor le baja por la frente y entre risas pide “una agüita, debido al calor”.

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NO SABÍA

Pérez no tiene idea de porqué su busto fue a parar a esa bodega. Se sonríe y dice que eso ya pasó.

“Debemos pensar en una nación aceptando las diferencias, respetando los criterios, pero buscando un solo objetivo: la grandeza de la nación. Me siento muy contento de que mi estatua se encuentre junto a uno de los grandes del deporte ecuatoriano, de la historia, como Alberto Spencer Herrera”, manifiesta emocionado.

Y a su cabeza viene el recuerdo de quien ahora es su ‘vecino’, el gran Spencer: “Estar junto a él y en el estadio que lleva su nombre es algo digno que no tiene precio”, comenta el primer medallista de oro en los JJOO de 1996, quien se pone nostálgico al recordar cómo lo conoció.

Resulta que fue a un torneo juvenil a Uruguay y le dijeron que el embajador lo quería saludar.Se sintió feliz de que una autoridad lo visitara. La noche anterior le costó dormir solo de pensar que Spencer lo quería ver... desde ahí comenzó una amistad que fue eterna.

El busto está de nuevo para ser admirado, Pérez otra vez deja a un lado a la comitiva principal y vuelve a ser el Jeff del pueblo. En la parte de atrás están los chicos que hacen el protocolo, se les acerca y les da las gracias, al tiempo que los aconseja de que sigan en los estudios y no dejen de soñar. Es el incentivo de un campeón.

Pérez se aleja y la voz de José Luis Rodríguez, en la canción ‘Puedes llegar lejos’, dice: “Sobre las alas de la fe, sin más temores por vencer puedes llegar”.