“¡Venga, los jugos. Pilas con los pasteles! Antes de que compres tu entrada aliméntate”, dice José Gutiérrez fuera de la entrada del estadio Monumental.

La situación actual de José es como la del delantero Gonzalo Mastriani: está en el área buscando a los compradores como si fueran goles. Es algo que no se veía desde marzo del 2020.

Es el ambiente externo del estadio de Barcelona. Con la autorización del 30 % del aforo, se ha reactivado la economía con los vendedores ambulantes futboleros.

“Es el comienzo del regreso de los hinchas. Ya era hora de que vuelvan, eso ayuda mucho”, expresa Gutiérrez.

Más allá está Javier Castro, un vendedor de camisetas y banderas, quien dice que la presencia de los fanáticos es vital. “Esperamos que esto despegue, ya que desde hace mucho tiempo no teníamos público. El alma de los estadios es la hinchada”, manifiesta el vendedor, al tiempo que recibe a un hincha que llega a preguntar por una enorme bandera.

Es el ambiente de semifinales de la Libertadores. Es el regreso de los que gritan gol, de los que sufren y lloran por el fútbol. Es la vuelta de los hinchas, pero también el retorno de los vendedores ambulantes fuera de los estadios, quienes hacen un gol con sus ganancias para llevar algo de comida a sus casas.