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¡Claro que se puede, Ecuador!
Patxo De la Rica, Quito
Con el apoyo de todo el país, Independiente pasó por encima del último campeón de la Copa Libertadores, en una noche mágica que dio la primera gran alegría a Ecuador tras el terremoto del pasado día 16.
¿Escucharon hablar de David y Goliat? Un pequeño gladiador enfrentándose a un temible coloso sin más armas que una onda.
Nadie podía imaginar que el pequeño David abatiría a su oponente en aquella batalla. Ayer, la historia reservó un espacio privilegiado para una nueva victoria épica como aquella.
Independiente del Valle, un club pequeñito, pero también valiente y aguerrido, sorprendió a un gigante campeón. No lo hizo solo, porque todo el pueblo ecuatoriano, unido tras la tragedia, le catapultó con su aliento desde el graderío de un Atahualpa repleto de corazones.
El fútbol es una gran fiesta. Así lo han definido muchos sabios del deporte rey durante estas semanas de para en el campeonato. Lo utilizaron como argumento para postergar el reinicio, pero quizá no se dieron cuenta de que una definición más exacta era celebración.