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Hernán Galíndez se lesionó minutos antes del partido ante Brasil ¿Quién tapará?
Hernán Galíndez y una tragedia antes del silbatazo contra Brasil
Todo estaba listo. Las luces del Monumental brillaban con la fuerza de mil reflectores, las tribunas se vestían de colores, y en el túnel, los jugadores ecuatorianos se preparaban para el reto mayúsculo: enfrentar a Brasil. Pero entonces, como una sombra traicionera, la tragedia golpeó a la Tricolor.
Hernán Galíndez, el guardián del arco, el hombre llamado a contener la tormenta brasileña, cayó. Una molestia, un gesto de dolor en su hombro, una señal inequívoca: no podía continuar.
A escasos minutos del inicio, el silencio se apoderó del camerino ecuatoriano. El tiempo se detuvo. El líder bajo los tres palos no saltaría a la cancha.

El impacto fue brutal. La incertidumbre se convirtió en angustia, y la concentración se transformó en desconcierto. Los ojos de todos buscaron a Gonzalo Valle golero de Liga de Quito.
Con apenas unos segundos para asimilarlo, tuvo que tragarse el miedo, apretar los guantes y caminar hacia el campo como si lo hubiera esperado toda su vida. Porque ya no había marcha atrás. Ecuador lo necesitaba. Ecuador no podía titubear.
La lesión de Galíndez no fue solo una baja. Fue un terremoto emocional, un balde de agua fría en la antesala del partido más desafiante. La Tricolor salió a la cancha con el corazón en la garganta y la mirada herida, pero con la convicción de que, aun en la adversidad más cruel, hay que luchar.
Y así, con el eco de la noticia aún rebotando en las gradas y en las redes, Ecuador enfrentó su destino. Porque el fútbol, como la vida, no espera. Y a veces, las grandes historias empiezan con un golpe devastador.