En el ecuavóley de la capital, hablar de ‘Los Petizos’ es repasar parte de la historia de este deporte. El trío, famoso en los años ochenta, recorrió el país gracias a su gran nivel, liderados por Luis, un colocador como pocos en aquella época. Hoy, tras más de 40 años, el nombre del equipo sigue vigente por Marco, un familiar de la siguiente generación, quien fundó las escuelas de ecuavóley que llevan el apodo familiar.

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Luis Rodríguez, el hermano mayor, fue quien empezó a jugar ecuavóley en Chimbacalle, al sur de capital, donde hasta la actualidad tiene presencia. A él se unieron sus hermanos Germán y Segundo, quienes acogieron el apodo que ya le habían adjudicado a Luis. Así surgieron ‘Los Petizos´, representantes de época de oro que se niega a morir.

“El seudónimo viene de mi hermano mayor, por lo que es pequeño. Hemos practicado ecuavóley con mucha disciplina y respeto al público, y también con orgullo de un deporte que es auténtico ecuatoriano; es nuestro”, destacó César Rodríguez.

Por su parte Germán, recordó que la fama que ganaron en Chimbacalle, la denominada cuna del ecuavóley en Quito, les permitió conocer casi todo el Ecuador. En esa época, según relató, no se hacían apuestas tan grandes como en la actualidad, pero siempre esa práctica fue parte de este pasatiempo. Tampoco llegaron a vivir del ecuavóley como sí lo hacen muchos jugadores en la actualidad.

La herencia del ecuavóley se vive en las escuelas

El amor de la familia por este deporte trascendió con Marco Rodríguez, quien decidió empezar con el proyecto de escuelas de ecuavóley. Él también jugó y actualmente se enfoca en su faceta de entrenador. De hecho, fue considerado en la primera edición de la Liga Nacional de Ecuavóley para dirigir a Granaderos, representante de Quito.

El profe ya cumplió un año con la academia en La Legarda, al norte de la capital, y desde este septiembre la escuela ’Los Petizos’ también estará en las canchas de Chimbacalle, donde todo empezó, con su tío Luis hace cinco décadas. Así lo anunció Marco durante el acto de celebración del primer año en La Legarda, donde más de cien niños y jóvenes entrenan ecuavóley en el parque Jarrín Alto.

En el sector, las familias se encuentran agradecidas por contar con otra alternativa que pueda alejar a los menores de los grupos de delincuencia organizada que acechan también este barrio. “Me siento muy contento por el trabajo que se ha venido haciendo todo este año. Al principio teníamos miedo, empezamos con ocho alumnos y ahora somos 134 y la verdad ha avanzado bastante”, dijo Marco ´Petizo´ a EXTRA.

La academia en La Legarda festejó su primer año 

Por el aniversario de la escuela se realizó una celebración donde fueron reconocidos los alumnos, quienes también tuvieron ocasión de demostrar sus habilidades, como ´Las Petizas´, del equipo femenino, que se entrenan en la escuela y que también empiezan a abrirse campo en este deporte.

Así mismo fueron invitados los miembros de Época de Oro, una agrupación de jugadores mayores de cincuenta años, quienes no dejan de jugar en partidos de exhibición y ocasiones especiales. En el festejo, esta vez, estuvieron Fausto Guayasamín, Vinicio ´Platanito´ Ordoñez, Asis ´Ñañoncito´ Sevilla y Patricio Castelo, el ´Cacón´.

Junto a ‘Los Petizos’ de la primera generación recordaron anécdotas del ecuavóley, los apodos más divertidos y las amistades de tantos años que han creado gracias a esta actividad. Así mismo valoraron que, cada vez más, se encamine la profesionalización como deporte y que existan espacios de formación.

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