Emelec volvió a tropezar con sus propios errores. La falta de concentración y la relajación durante la semana pasaron factura. En Ambato, el Bombillo fue una sombra del equipo intenso y ordenado que suele ser, y terminó cayendo 3-0 ante Macará. La derrota no solo dolió por el marcador, sino por todo lo que arrastra: perdió la punta, el golpe anímico fue fuerte y dejó escapar una oportunidad de oro para consolidarse arriba.

Deportivo Cuenca, con los mismos 49 puntos que los azules, es ahora el nuevo líder gracias a su diferencia de goles (+3), mientras Emelec cae a un preocupante -4. 

Pero el daño colateral más grande lo provocó el propio Emelec: revivió a un Macará que se mete de lleno en la pelea por el hexagonal final y que, con esta goleada, queda apenas a dos unidades del puntero.

Lamenta que se quedó con un jugador menos

Guillermo Duró, el técnico eléctrico, no escondió su malestar. Lo dijo con la sinceridad de quien vio cómo su equipo se desmoronaba: “Con uno menos en la altura se nos hace difícil. Para nosotros fue un partido raro; en el mejor momento nuestro vino el penal y la expulsión”, explicó. Intentaron recomponerse en el entretiempo, pero la historia se repitió: “Quisimos arreglarlo y vino el otro penal”, lamentó.

Duró también reconoció el mérito rival: “Macará venía levantando, estaba haciendo buenos partidos en casa y afuera. Con la expulsión de Bagüí, en la altura y con uno menos, se nos complicó. Igual seguimos intentando descontar, pero así es difícil”.

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Ahora, el reto del Bombillo es urgente: volver a entrenar con rigor, recuperar la concentración y no repetir una semana tan liviana. El margen de error se achica y el boleto a la Copa Sudamericana 2026 pende de un hilo. Deportivo Cuenca, Emelec y Macará pelean palmo a palmo, pero el que se duerma, como esta vez el Bombillo, se puede quedar sin nada.

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