Se fue en silencio, un 18 de julio que ya no será igual. Ecuador recibió una noticia que dolió como un gol en el último minuto: a los 87 años falleció Carlos Coello Martínez, el hombre que sostuvo con firmeza los pilares de la Federación Ecuatoriana de Fútbol durante más de una década.

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Y no fue cualquier despedida. Se marchó un arquitecto de sueños, un comandante que supo capitanear los mares turbulentos de la dirigencia deportiva con el corazón en la tricolor. Todos lo conocían como el “Licenciado Coello”.

No se va solo un expresidente. Se despide un testigo y protagonista de una época en la que el fútbol ecuatoriano se vivía con pasión, con reuniones eternas y decisiones difíciles, pero firmes. Coello dirigió la FEF durante trece años, y también fue figura clave en Aso Guayas y Barcelona Sporting Club.

Durante su presidencia en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Ecuador vivió momentos decisivos en su camino hacia la especialización del balompié. Fue bajo su liderazgo que la FEF impulsó cambios estructurales en los torneos nacionales y reforzó el trabajo con las divisiones juveniles, sentando los suficientes antecedentes institucionales para la histórica clasificación, años después, al Mundial de 2002.

Coello Martínez hizo historia en la Federación Ecuatoriana de Fútbol al tomar una decisión visionaria: contratar al entrenador Dusan Draskovic, un técnico que no solo trajo nuevas ideas al balompié nacional, sino que se atrevió a recorrer el país profundo, trabajando en ciudades y cantones olvidados por el fútbol de élite. Bajo su liderazgo, la tricolor comenzó a soñar en grande, y esa semilla de cambio fue sembrada gracias al respaldo firme de Coello, un dirigente que entendió que para crecer había que salir de la zona de confort.

En Barcelona SC, donde también dejó huella como directivo, Coello Martínez fue parte de una etapa clave del club, colaborando en procesos institucionales que contribuyeron a consolidar al equipo como uno de los más grandes del país. Su visión organizativa y su temple dirigencial le ganaron respeto tanto dentro como fuera de las canchas.

Su legado queda tatuado en la historia del fútbol nacional. Carlos Coello Martínez no solo lideró instituciones: fue parte esencial de una generación que soñó en grande para el deporte ecuatoriano. Hoy, el país lo despide con respeto, gratitud y un profundo pesar.

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