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Segundo Castillo y Felipe Caicedo entrenador y jugador de Barcelona SC.Cortesía

Felipe Caicedo y Segundo Castillo eligieron un templo y no la fiesta tras el Clásico

Felipe Caicedo y Segundo Castillo, figuras de Barcelona SC y creyentes en un templo de Guayaquil

Felipe Caicedo y Segundo Castillo, de Barcelona, vivieron un Clásico del Astillero distinto. Tras el pitazo final, mientras uno se dejaba llevar por la emoción de cantar y celebrar con la hinchada (algo que durante dos décadas solamente había visto por televisión), el otro se dirigía al camerino para cambiarse de camiseta. Pero lo más significativo vendría después.

Ambos compartieron una jornada que pocos imaginaban: lejos del ruido de la fiesta y el bullicio del triunfo, Caicedo y Castillo horas después se dirigieron a un pequeño templo evangélico  de Guayaquil. Allí, agradecieron a Dios en un culto íntimo de la iglesia Renacer.

Todo quedó en vídeo en la iglesia

@el.plan.de.cristo

Esta es tu gloria mi señor , te pido piedad y misericordia por todos los abitantes del planeta tierra , señor perdónanos y protégenos con tu mano celectial 🙏🏼🙌🏽

♬ sonido original - El plan de Cristo en mi vida

Fe en lugar de fiesta 

Felipao, asociado en los últimos años con el glamour europeo y asiático, sorprendió por su sencillez. Con una camiseta de algodón y sin alardes, se sentó entre los fieles. Lo primero que hizo fue agradecer por la salud. Luego, se unió a los cánticos. Algunos hermanos, incrédulos, lo miraban con asombro: el mismo hombre que horas antes había sido ovacionado tras la victoria de Barcelona sobre Emelec, ahora oraba a su lado como uno más.

Felipe Caicedo en el culto de la iglesia Renacer.Cortesía

Un miembro de la congregación se le acercó, lo abrazó y oró por él. Caicedo escuchó atento la predicación, como si aún se jugara algo importante. Unas filas más adelante, en una silla plástica blanca, estaba el DT Castillo. Vestía una camiseta roja, oraba y también cantaba. Compartió el culto con humildad y sin buscar protagonismo.

Ambos intentaron pasar desapercibidos. No llegaron como estrellas, sino como creyentes. Y ese es el detalle que más valoran: ser tratados como uno más dentro de la iglesia.

Felipe Caicedo regala su camiseta en la Sur Oscura.Freddy Rodríguez

La fe en sus vidas

Castillo participó en la iglesia junto a su esposa. En sus tiempos libres reparten alimentos en las calles de Guayaquil (sobre todo durante las noches) y comparten la palabra de Dios, incluso a bordo de buses urbanos, una actividad que ha sido grabada en más de una ocasión.

Caicedo, por su parte, fue bautizado en 2015, cuando jugaba en el club Espanyol, de Barcelona. En ese entonces, compartió con EXTRA fotos del momento. Desde entonces, su fe ha sido una guía constante.

Segundo Castillo y sus predicas en buses de Guayaquil.Extra

Una historia sin reflectores

Lo de Castillo y Caicedo no fue un acto para las cámaras ni para los titulares. Quizás por eso no trascendió. Si se hubiera tratado de una fiesta con alcohol o de una noche de baile, probablemente habría acaparado portadas.

Pero eligieron otro camino: el de la fe silenciosa, el agradecimiento sincero y la humildad de quienes saben que hay celebraciones que se viven en paz, lejos del bullicio.

Al final nadie pidió entrevistas, ni videos, ni fotos. Todos les dieron la mano y les dijeron “Dios los bendiga”.

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