La locura en Argentina era total tras ganar el Mundial de Catar. Los aficionados colapsaron las calles de Buenos Aires para celebrar la conquista de la tercera estrella.

La capital del país estaba colapsada por laos festejos. En el Obelisco, ubicado en la Plaza de la República, no cabía ni un alfiler y los hinchas se subían a farolas, torres, semáforos…

En dicha Plaza, las canciones dirigidas a la selección se volvieron a escuchar, lo mismo que el nombre de Messi, el capitán de Argentina, quien por fin alcanzó su título mundial.

Familias integradas por padres que llevaban a sus hijos en hombros y portaban la bandera argentina celebraron hasta el cansancio. Ancianos, algunos trasladados en sillas de ruedas, también se sumaron a la fiesta en la que los participantes tocaron cornetas y tambores.

“Estoy muy feliz, lo merecíamos de verdad, este equipo sufrió bastante, pero se fue reponiendo”, dijo Josefina Villalba, de 55 años, una de las fanáticas que se encontraba cerca al Obelisco.

Las calles de otras ciudades argentinas se colmaron de personas. Muchas armaban círculos para celebrar, otras se trasladaban en autos adornados con la bandera argentina mientras tocaban la bocina para celebrar el triunfo.

La expectativa para el encuentro del domingo era incluso mayor que en el certamen de hace ocho años en Brasil, cuando llegó la derrota ante Alemania en tiempo extra.

El título alcanzado por la Albiceleste, el tercero en su historia (1978, 1986 y 2022), llenó de alegría a un país afectado desde hace algunos años por una de las peores tasas de inflación del mundo y por una creciente pobreza.